Incidencias y consecuencias sobre la democracia liberal
En la primera parte del artículo1 hemos presentado las bases generales de la razón neoliberal:
1.- El mercado. Realidad construida que necesita de Estados activos a su favor, junto a la reconfiguración del sistema judicial y de leyes que generen un paraguas protector y específico de sus intereses.
2.- Orden del mercado cuya esencia se basa en la competencia como norma general, un para todos excluyente que sea sostenido por los gobiernos ‘democráticos’.
3.- La universalización de la norma. La competencia alcanza a los individuos en todos los planos de su existencia2 3.
Estos tres puntos resumen la extensión de la racionalidad neoliberal como razón–mundo, como único mundo posible. Además, muestran la brutal anulación de la diferenciación entre lo público y lo privado, erosionando así uno de los fundamentos de la democracia liberal. Extensión sobre lo político y también sobre lo ético-moral, todo debe someterse a las leyes del mercado. Un sometimiento que alcanza al psicoanálisis ya que, al erosionar y anular la democracia liberal, afecta las condiciones de posibilidad de su existencia. Insistimos: el neoliberalismo es el principal causante del agotamiento de la democracia liberal, y esto interpela al psicoanálisis y a los psicoanalistas, en tanto hay una comunidad de intereses entre el psicoanálisis y la democracia. Es necesario poner de relieve estos intereses y sostener como condición de posibilidad del psicoanálisis el marco de la democracia.
La dinámica es clara, el mercado se opone a que la democracia ponga límites a su expansión, desarrollo y toma permanente de ganancias presentes y futuras a través de los ciclos de endeudamiento. Y la cara social del mercado es una multiplicidad de redes, de cabezas de hidra, donde el estado de derecho y el amparo de la ley pierden cada vez más su función. No solo del psicoanálisis sino de toda acción pública que no se cuadre en los criterios de rentabilidad. Criterios que conllevan una profunda y estructural devaluación simbólica de la ley de la acción legislativa acompañada de una superlativa valoración del poder ejecutivo junto a los poderes policiales de control tendiendo a liberarlo progresivamente del control judicial. Valga como ilustración paradigmática el poder de las corporaciones. Por ejemplo, tengamos en cuenta que Google, Apple, Facebook y Amazon sumadas equivalen al PBI de Francia. A la vez, sus cuidadas ingenierías impositivas logran pagar muchos menos impuestos que otras grandes empresas. No es necesario señalar la falta de regulación –actualmente cuestionada–, en cuanto al uso de la información, que se ha implementado para influir en campañas y para obstaculizar competencias. El poder de las corporaciones tiende a apropiarse de los gobiernos o, en su defecto, influirlos de manera decisiva señalando la compleja trama entre el neoliberalismo y el proceso de debilitamiento de las democracias liberales. Debilitamiento desde la supra valoración del discurso de gestión que modifica la relación entre gobernantes y gobernados: ya no se trata de los derechos de los ciudadanos, sino de intercambio, de una transacción donde el ciudadano pasa a ser usuario y debe hacerse cargo de los costos, el usuario como ‘empresario de sí’. “Éste no es únicamente el ‘consumidor soberano’ de la retórica liberal, es el sujeto a quien la sociedad no le debe nada que ‘no obtiene nada sin nada a cambio’ y que debe ‘trabajar más para ganar más’, por retomar algunos de los clichés del nuevo modo de gobierno”4. En suma, las reformas neoliberales modifican sustancialmente la acción pública y niegan de raíz la lógica democrática liberal, con todas las consecuencia que ello trae aparejado en materia de salud, de educación y de trabajo, reforzando los procesos de exclusión. Cuestiones que definen la época y nos muestran una nueva fase de las sociedades occidentales, efecto de las alteraciones sobre las bases políticas, culturales y prácticas de las democracias liberales. “El cinismo, la mentira, el engaño, el desprecio de la cultura, el relajamiento en el lenguaje y los gestos, la ignorancia, la arrogancia del dinero y la brutalidad de la dominación son títulos para gobernar en nombre de la sola ‘eficacia’”5. La cita nos exime de cualquier comentario sobre las coordenadas que el neoliberalismo está instalando en nuestro país, sosteniendo las cuestiones del rendimiento como el único valor de la acción política, mejor dicho de toda acción. A lo cual se suma una espiral geométrica de endeudamiento que coloca al país en una dependencia de los organismos rectores del neoliberalismo como el Fondo Monetario Internacional. Una racionalidad global que plantea el desafío de lograr una respuesta política que esté a la altura de situar la problemática en todos sus aspectos y construya una alternativa viable. “La cuestión no es: ¿cómo imponer al capital un retorno al compromiso anterior al neoliberalismo? Es: ¿cómo salir de la racionalidad neoliberal?”6. Pensamos que hay diversidad de ejes para situar aproximaciones la pregunta planteada. Entre ellas, mantener el discurso analítico como una vía alternativa a la subjetividad que el modelo de la ‘empresa de sí’ interioriza en el individuo contemporáneo. Pero además, intentamos ubicar otras herramientas que, primero Freud y luego Lacan, circunscribieron no solo para la alternativa del uno por uno (muy diferente al uno neoliberal) sino también para la interpretación del malestar en la civilización. Por supuesto que no se trata de transformar al psicoanálisis en un partido político, sino que se trata de sostener la vigencia del discurso analítico con todas las consecuencias que esto entraña. Consecuencias a partir de la noción de sujeto con su vacío estructurante, pero que a diferencia del neoliberalismo que intenta una construcción del sujeto, el psicoanálisis mantiene desde ese vacío la singularidad de la existencia humana como hablante, sexual y mortal, con y desde las consecuencias éticas y políticas que conlleva.
Por último, acordamos con los autores de La nueva razón del mundo que el neoliberalismo no es un destino necesario que encadene a la humanidad. “El capitalismo neoliberal no caerá como una ‘fruta madura’ debido a sus contradicciones internas. Los traders no serán, a su pesar, sus inesperados ‘sepultureros’. Marx ya lo decía con fuerza: ‘La historia no hace nada’. Lo único que hay son los hombres, que actúan en condiciones dadas y que buscan, mediante su acción, abrirse un porvenir”7.
El imperativo de los resultados
La acción neoliberal se extiende en todas las esferas de lo humano (justicia, salud, cultura, educación, etcétera) imponiendo los criterios de lo contable y lo evaluable, ubicando a los individuos como ‘clientes’ regidos por los principios de gestión. Esto no es sin consecuencias sobre las significaciones de los oficios, ámbitos y discursos. El psicoanálisis no es una excepción al imperativo señalado, aunque algunos así lo consideran. A nuestro entender, la hidra neoliberal no solo dicta su presencia en la actualidad sino que será cada vez más insistente en el futuro. Lacan anticipó que no se podrá estar ajeno al imperativo de esta ‘cultura de resultados’, en tanto no hay posibilidades de existencia para criterios, juicios políticos y éticos por fuera de la eficiencia sostenida neoliberalmente desde una supuesta ‘neutralidad ideológica’. La imposición de la lógica de evaluación generalizada que se apoya en útiles prácticas de control derivadas de la alianza entre ‘modernidad’ y ‘cientificidad’ donde los ‘nuevos expertos’ detentan el poder, es un despiadado intento de reducción y/o anulación de cualquier tipo de autonomías, tanto de prácticas, como de discursos. Por lo tanto, también sobre la idea de extraterritorialidad con que el discurso analítico ha mantenido su existencia. Sintetizamos parte de lo expuesto reafirmando que el discurso neoliberal sostiene que valores como la entrega, o cuestiones como la consciencia profesional y posiciones éticas como, por ejemplo, la del psicoanálisis pasan a ser consideradas como ficciones pasadas de moda, que no responden a los nuevos tiempos. Donde los comportamientos y acciones de los individuos, en todos los planos, tienen que ser guiados para su mayor productividad con y bajo los criterios de evaluación. Criterios que nos presentan una perversión de lo ético y que sitúa la pregunta: ¿quién evalúa a los evaluadores?
Ejemplifiquemos con las siguientes citas: “Es el nuevo discurso del goce y del rendimiento el que obliga a darse un cuerpo tal que sea capaz de ir siempre más allá de las propias posibilidades actuales de producción y de placer”8, “mediante la combinación de la concepción psicológica del ser humano con la nueva norma de competencia, con la representación del individuo como ‘capital humano’, con el vínculo social concebido como ‘red’, se ha podido ir construyendo poco a poco la figura de la ‘empresa de sí’”9.
Destaquemos el peso específico de ‘concepción psicológica del ser humano’. Son varias cabezas de la hidra neoliberal que han comprendido muy bien que las llamadas fuerzas psicológicas son un motivo de comportamiento y que es posible actuar y dirigirlas técnicamente a través de diversos sistemas adaptados a la estimulación, los juicios de aceptación o rechazo, las recompensas y castigos. “Todo un conjunto de técnicas de diagnóstico y ‘ortopedia psíquica’, en el dominio educativo, profesional y familiar, se han integrado, por lo tanto, en el gran dispositivo de eficacia de las sociedades industriales”10. Dispositivo que apunta a la dimensión subjetiva, considerada un objetivo a conquistar en función de los intereses del mercado y sostenido por los defensores del ‘humanismo empresarial’ cuya premisa fundamental es que el trabajador más motivado rinde más ya que interioriza la idea de la ‘voluntad de triunfar’ y se identifica con el rendimiento. Dejemos de lado por el momento los síntomas como debilitamiento, depresión, el famoso estrés, los acosos, así como los suicidios en los sitios de trabajo, y también los sentimientos de fracaso personal, desvalorización, etcétera. Todos estos no son tomados como efectos o consecuencias del devenir neoliberal sino que simplemente quedan en la esfera de la no adaptación del individuo y su falta de responsabilidad. Por supuesto que en los países desarrollados se tiene todavía en cuenta al aislamiento de los ciudadanos, todavía hay vestigios del estado de bienestar y desde allí se intenta paliar las consecuencias con prácticas comunitarias o, por ejemplo, con la creación de ‘Ministerios de la Soledad’ (Gran Bretaña), sin tener en cuenta que el aislamiento puede ser para un sujeto una solución, o un paliativo ante lo real insoportable y, donde, por lo tanto, la supuesta depresión es en realidad el reverso de la exigencia de rendimiento y está relacionada a las transformaciones que el neoliberalismo produce en los lazos sociales, en tanto apunta a cuestionar cualquier tipo de identificación que no sea con el ser competitivo, apunta a suprimir cualquier tipo de Ideal del Yo que no sea el productivo y niega la función de la castración bajo la imposición de un ‘Todo es posible’11.
A su vez, este imperativo de los resultados no es simplemente una simple variación o actualización del liberalismo, sino una ruptura con sus ideas, no lo traiciona pero tampoco es su heredero natural. Su esencia y variación es la reinstalación de la creencia reguladora de la mano invisible del mercado. Una respuesta al ‘síntoma liberal’ del reformismo social, una respuesta a ubicar que es el propio liberalismo el que gestó la crisis que padeció. En este sentido la reinvención ‘neo’ está en ubicar la construcción de un orden de mercado, aunque se intente auto-fundamentar en su ‘origen natural’, lejos de esto es consecuencia de un programa político y de una estrategia de establecimiento y mantención. Insistimos, el neoliberalismo se presenta como un proyecto que ‘crea’ lo que se supone ya existente, el orden del mercado y el ‘sujeto empresarial’ ligados en una estructura de competencia que implica la totalidad de las acciones humanas, limitando la participación de los individuos en la vida social y política, “tomando cuerpo progresivamente en dispositivos y mecanismos económicos que modificaron profundamente las ‘reglas de juego’ entre los diferentes capitalismos nacionales y entre las clases sociales en el interior de cada uno de estos espacios nacionales”12.
Lo expuesto nos conduce a un punto crucial: la diferencia entre los efectos del discurso neoliberal y la creación de significaciones que abarcan a los individuos, tratando de operar sobre la invariante estructural del sujeto tal cual lo demuestra el psicoanálisis. Operación neoliberal que intenta clausurar, anestesiar lo que el ser hablante sostiene de la vida y en la vida. Por lo tanto, el desafío de la época que el imperativo neoliberal le presenta al psicoanálisis apunta al corazón de la experiencia analítica. Un desafío que, por lo pronto, implica estar muy atentos para no convertirnos en un instrumento de las maniobras de la producción de subjetividad que impone los imperativos neoliberales. Pero, ¿hay que dar un paso más? ¿De qué se trata dicho paso?, de tomar una posición política. Se trata de una elección forzada y debemos situarnos en un campo antagónico al orden neoliberal, a la nueva razón del mundo, como sostiene muy precisamente Jorge Alemán13. Sostenemos en estas páginas la existencia radical de un antagonismo entre neoliberalismo y psicoanálisis, la cuestión es cómo tomar partido para mantener el psicoanálisis como alternativa del sujeto sinthomático. En un sentido, cómo tomar partido sin caer en un partidismo que, por supuesto, puede tomar el psicoanalista como ciudadano.
La subjetividad afectada
Pasemos a considerar dos de las cabezas de la Hidra neoliberal en tanto nos presentan un especial complemento. Nos referimos a la vertiente destructiva, por un lado, y por el otro, a la productora de sentido. La primera abarca derechos, instituciones, normativas, políticas de bienestar, etcétera, mientras que la productora es generadora de nuevas significaciones sobre las relaciones sociales, los estilos de vida, las políticas, etcétera. El complemento entre ambas cabezas es la generación de una nueva subjetividad, tema crucial abordado desde diversos campos del pensamiento contemporáneo14. Subjetividades, un plural respecto del cual es necesario delimitar sus alcances sobre lo singular. Problema en el que no puede estar ausente el psicoanálisis, refugiado en una neutralidad, en tanto apunta al corazón mismo del descubrimiento freudiano y su vigencia a partir de la enseñanza de J. Lacan. Dicho de otra manera, el neoliberalismo construye una nueva forma de existencia, la cuestión es si la misma clausura, anula, la pregunta abierta por Freud: ¿Qué soy como mortal y sexuado? A nuestro entender, mantenerla y sostenerla implica la importancia de un debate en el psicoanálisis mismo sobre las compatibilidades e incompatibilidades con el Neoliberalismo. Incompatibilidades que tienen como marco la imposición de la competencia generalizada como matriz de los lazos sociales, cuestión que conlleva no solo las justificaciones sobre las desigualdades bajo una nueva versión ‘del más apto’, sino que, además, estas transformaciones conducen a los individuos a considerarse, a verse, y a vivir como ‘empresarios de sí mismos’. “(…) se trata de una razón global, en los dos sentidos que puede revestir el término: es ‘mundial’, porqué es válida a escala mundial y además porque lejos de limitarse a la esfera económica, tiende a totalizar, o sea, ‘hacer mundo’ mediante su poder de integración de todas las dimensiones de la existencia humana. Razón del mundo, es al mismo tiempo una “razón-mundo”15. El universal de “todas las dimensiones de la existencia humana” implica en ese más allá del mercado la instalación de un ‘modo de vida’ donde el individuo se ubique él mismo como capital humano en un permanente crecimiento acumulativo, y, para tal fin, la importancia de todo un nuevo marco normativo es esencial. Entendamos ‘marco’ como los parámetros y principios lógicos que influyen y gestan subjetividad. Influencias que construyen un marco simbólico que instaura los tipos de lazos sociales y que además se juega en la transmisión familiar. En síntesis, lógica normativa generalizada que apunta a lo más íntimo de la subjetividad. En este punto es fundamental distinguir (no considerar homólogos o idénticos) la singularidad y el sujeto. “Siempre hay en Lacan –y esto tiene una importancia política decisiva– una apelación a una invariante estructural que uno no puede permitir concebirla como que se deriva de algo que fue muy importante en toda la izquierda, que es la idea de que todo es construcción histórica. Nosotros tenemos que pensar que no todo es histórico, porque si no le regalamos al poder, todo”16. Ubicar las invariantes estructurales frente a la apropiación neoliberal de la idea de revolución permanente no limitada al orden económico sino, en palabras de W. Lippmann17, la agenda del neoliberalismo está guiada por la necesidad de una adaptación permanente tanto de los hombres como de las instituciones en general. Adaptación a la nueva razón de vida en los parámetros del mercado, pero en la que el problema no es solo de adaptación, sino que todo y todos aquellos que quedan por fuera, ya sea por decisión, por segregación, o por exclusión, peligran en su existencia misma. Solo hay un mundo posible, solo hay un destino posible, que impulsa la hidra neoliberal en sus incidencias discursivas, en todos los campos de lo humano. Proceso en donde los Estados neoliberales tienden a ser gobernados por élites ‘competentes’, por Ceos de probado cuño neoliberal. “El mercado se concibe, en consecuencia, como un proceso de autoformación del sujeto económico, como un proceso subjetivo auto-educador y auto-disciplinario mediante el cual el sujeto aprende a conducirse. El proceso de mercado constituye su propio sujeto. Es autoconstructivo”18. Acordamos con los autores de la cita, pero con la salvedad de que es necesario, (no solo desde un punto de vista conceptual) ubicar el alcance que dan al término sujeto, ya que se confunde con individuo. No se trata solo de una precisión de términos, sino de resaltar la concepción de sujeto que el psicoanálisis aporta, ya que hoy se vuelve no solo una categoría clínica sino una herramienta de interpretación en lo político. Nuevas reglas del funcionamiento del capitalismo, globalización, su carácter financiero autónomo de lo productivo, junto a su ‘cruzada’ disciplinaria a través del conjunto de discursos y dispositivos de poder que instalan nuevas condiciones políticas. Las mismas se resumen en cuatro ejes19:
1.- Relación de apoyo recíproco entre políticas neoliberales y las transformaciones del capitalismo, cuya base es la competencia, las privatizaciones, la desregulación, comprimir salarios, reducción de gastos públicos, anulación de derechos adquiridos (Consenso de Washington) y los límites a las democracias junto al debilitamiento de los mecanismos de solidaridad.
2.- Una lucha ideológica y crítica sistemática a los Estados, desde la absoluta ponderación de la eficacia de los mercados y la caracterización de que los Estados fueron y son fuentes de derroches y el principal freno de toda posibilidad de prosperidad. Así, primero copan los partidos de derecha, luego borran los sistemas ideológicos de oposición, para completar su cruzada contra las ideas y partidos socialdemocráticos. O los movimientos populares en América, generando el sentido de que todo tipo de oposición es arcaico.
3.- La transformación de los comportamientos bajo los dispositivos de disciplina y el imperio de la forzada adaptación a la lógica del capital. Ya que las críticas a los Estados incluyó una gran operación de sentido a través de medios y alcances tecnológicos, instalando sistemas de control y de evaluación, sembrando las ideas de que las burocracias estatales destruían el esfuerzo personal, la civilidad, el patriotismo, la moralidad del individuo. “Los pobres eligen el ocio porque se les paga para hacerlo”20. Argumento que siempre acompaña al cuestionamiento neoliberal de la excesiva rigidez de los mercados de trabajo que dificulta la eficacia económica. Imperativo de rentabilidad que necesita de un disciplinamiento de la mano de obra. “En el terreno de la política de empleo, la disciplina neoliberal ha consistido en ‘responsabilizar’ a los parados usando el arma del castigo para quienes no aceptaran lo suficiente someterse a las reglas de mercado”21. Se trata entonces de situar los efectos de este marco de control sobre las subjetividades, cuyo exponente radical es que los propios asalariados son los que deben fijar los criterios con los que serán evaluados y ‘juzgados’.
4.- La instauración de una racionalidad que se impone como única. Una racionalidad global que unifica los campos políticos, de la sociedad y la economía. Pero que también suprime la separación entre lo público y lo privado en una única función de la utilidad, donde los individuos son consumidores y productores. Se trata de la instalación del hombre como capital. Discurso neoliberal que se autopresenta bajo los términos de modernidad, eficacia, responsabilidad realista, generando una racionalidad ante la cual solo es posible adaptarse y ser parte de la mentalidad ganadora y del espíritu empresarial en todos los niveles sociales bajo el imperio de la competencia.
Los ejes señalados describen el avance de la hidra neoliberal. Christian Laval y Pierre Dardot sostienen, apoyándose en Lacan, que el nuevo capitalismo no puede ser regulado desde ningún exterior. Además, analizan que su poder se basa en la introducción de la lógica del rendimiento y de la autovaloración, llevando al individuo al espíritu empresarial por antonomasia. Lo que no logran explicar, cuestión que ha sido precisada por J. Alemán en diversos artículos, es porqué es ‘irresistible’ para los sujetos la idea de volverse empresarios de sí mismos. Pensamos que lo ‘irresistible’ se debe a la incidencia de la tecno-ciencia, a ser generadora de significantes que no solo mellan todo relato simbólico, sino que también mellan los ‘tradicionales’ significantes amos, la autoridad, los semblantes del Padre, acompañando el deterioro de los lazos y vínculos sociales. Es decir, asistimos como efecto del neoliberalismo, a un resquebrajamiento del Discurso del Amo, pasando el decir neoliberal a ser quien toma la propiedad de ocultar y velar la singularidad del sujeto. El neoliberalismo opera como una promesa permanente sobre la estructura subjetiva, es decir, lo fantasmático instalado en la falla y vacío estructural. Con el discurso analítico podemos precisar que el neoliberalismo no puede borrar el vacío, no puede reducir la estructura subjetiva a los parámetros del mercado, y, por lo tanto, a lo que asistimos, es a una brutal operación sobre el sujeto, una construcción de una coraza de sí, una ‘clausura de la subjetividad’ en el ‘sí mismo’ en la creencia de un yo fuerte y autónomo. Esta es una de las cabezas de la hidra que, a nuestro entender, hace incompatible el futuro y el presente que propone el neoliberalismo al psicoanálisis, en tanto esa construcción que llamamos ‘coraza de sí mismo’ tiende a subsumir lo singular en parámetros de un ‘para todos’ y, por lo tanto, no puede aceptar un discurso que mantenga abierta la puerta a la singularidad sinthomática.
Aníbal Leserre es psicoanalista, reside en Buenos Aires.
Miembro de EOL-AMP, AE 1996-1999, Docente del ICdeBA. Director responsable de La libertad de pluma. Autor de varios libros y artículos, entre ellos: El deseo del analista: una cuestión de horizonte (Grama, 2005), A cada uno… (Grama, 2013), Una lectura de Nota sobre el niño (Grama, 2015). También ha escrito textos de ficción, entre ellos: Contra el destino… (Catálogos, 2013) y Plagios, azarosos y contingentes. Azarosos y contingentes, plagios (Grama, 2018).
La tercera y última arte de este artículo será publicada en la próxima edición de la revista.
Notas bibliográficas:
1 Ver la Libertad de pluma Número 3. http://lalibertaddepluma.com/anibal-leserre-2/
2 En estas notas seguimos principalmente los desarrollos sobre el neoliberalismo de Christian Laval y Pierre Dardot en “La nueva razón del mundo” Ensayo sobre la sociedad neoliberal. Ed. Gedisa. Barcelona 2013. Indicado en adelante como LNRM.
3 Desarrollos en el capítulo final de LNRM, op. cit., p. 383-409.
4 Ibíd., p. 387.
5 Ibíd., p. 388.
6 Ibíd., p. 402.
7 Ibíd., p. 408.
8 Ibíd., p. 363.
9 Ibíd., p. 363.
10 Ibíd., p. 364.
11 En esta línea recomendamos la lectura de “Clínica del aislamiento, ética de la soledad” de Andrés Borderías. Argumento de presentación de las Jornadas de FCPOL realizadas en junio del 2018 en Madrid, España.
12 LNRM, op. cit., p. 197.
13 Alemán Jorge. Opinión vertida en su página de Facebook, febrero del 2018.
14 Alemán, Jorge en diversos artículos y reportajes, insiste y sostiene la importancia de esclarecer la confusión entre sujeto y subjetividad. Punto con el cual acordamos completamente y es uno de los ejes en nuestro trabajo. Alemán lee en Laval y Dardor dicha confusión.
15 LNRM, op. cit., p. 14.
16 Alemán, J. “El “aceleracionismo”, un nuevo debate en la izquierda”, en Página/12, 15 de marzo de 2018.
17 Lippmann W, La Cité libre. Citado en LNRM, op. cit., p. 85.
18 LNRM, op. cit., p. 140.
19 Ibíd., p. 193 y subsiguientes.
20 G. Gilder, Rihesse et pauveretés. Citado en LNRM, op. cit., p. 213.
21 LNRM, op. cit., p. 223.