La pregunta fatídica para la especie humana me parece que es saber si, y hasta qué punto, su desarrollo cultural conseguirá dominar la perturbación de su vida comunal causada por el instinto humano de agresión y autodestrucción.
Sigmund Freud, El malestar en la civilización (1930)
Hemos asistido atónitos, en Brasil, al aniquilamiento de las instituciones, aún en construcción en las últimas tres décadas, y a la demonización de los derechos humanos, en un contexto de vale todo, de una guerra cultural, que pone en cuestión los rumbos de la democracia. La dificultad con que se encuentran los sectores de la sociedad para hacer frente a este desmantelamiento es evidente: nada parece detener la saña de la extrema derecha que está ganando terreno a grandes pasos. La destrucción de los derechos, instituciones y organizaciones está en el contexto del neoliberalismo actual y produce efectos en lo simbólico, en los lazos sociales y en la subjetividad. El psicoanálisis no puede estar ajeno a eso, bajo pena de ser arrastrado por la corriente y desaparecer.
La coyuntura brasileña forma parte de un marco más amplio en que las democracias decaen en un proceso que, muchas veces, es imperceptible, pero altamente eficaz. En Cómo mueren las democracias1, los autores demuestran cómo en varias partes del mundo mueren las democracias, pero ya no ostensiblemente, bajo la forma de fascismo, comunismo o un golpe militar: el retroceso democrático comienza en las urnas. “Autócratas elegidos mantienen una apariencia de democracia, mientras erosionan su esencia. (…) nada es capaz de activar los dispositivos de alarma de la sociedad «, analizan2. Concluyen: «La trágica paradoja del camino electoral hacia el autoritarismo es que los asesinos de la democracia usan las propias instituciones de la democracia, gradual, sutil e incluso legalmente, para matarla”3.
La estrategia utilizada por el bolsonarismo en Brasil se basa en el modelo de la alt-right estadounidense, cuya misión es propagar la supremacía blanca, la misoginia y las ideas fascistas de todo tipo, método que eligió Donald Trump en los Estados Unidos.
El profesor de filosofía moderna y contemporánea de la PUC-RJ, Rodrigo Nunes, señala el hecho de que la diferencia entre la alt-right y el conservadurismo mainstream está en su dominio instintivo de la comunicación en tiempos de redes sociales, clickbait y economía de la atención.
Él dice: «se dieron cuenta de las posibilidades que ofrece un ecosistema informacional en el que cualquiera puede publicar cualquier cosa casi sin costo, y las fuentes sospechosas son difíciles de distinguir de las confiables; en el que la búsqueda de clics privilegia los titulares sensacionalistas y, a menudo, falsos; en el que la búsqueda de los algoritmos para el compromiso favorece contenidos extremos; en el que una interpretación pusilánime del deber periodístico de «escuchar a ambas partes» contribuye a dar valor a las narrativas sin ningún asidero en los hechos, transformando mentiras en «diferencias de opinión”4.
La figura del «troll» es fundamental para la difusión de las ideas de la extrema derecha. El «trolling» tiene la función de incitar reacciones emocionales intensas, despertando el odio y el deseo de confrontación, al mismo tiempo que se mantiene una cierta ambigüedad, de tal manera que los posts puedan justificarse como simples «bromas».
Además de la alt-right haber intuido el campo comunicacional que se abría a través de las redes sociales, vislumbró lo que Lacan, ya en su primer seminario, llamó «pasiones del ser», en las cuales incluyó al odio, juntamente con el amor y la ignorancia. El odio, por lo tanto, estaría en el campo de las pasiones y no de los afectos, lo que implica decir que no es contingente, sino necesario. El trolling es la exploración del odio-pasión en su paroxismo.
La visión de Freud del hombre como el «lobo del hombre» está en la estructuración de la metapsicología. En Las pulsiones y sus destinos, Freud toma el amor como posterior al odio: “el odio (…) es más antiguo que el amor. Proviene del rechazo primordial del yo narcisista al mundo exterior con su desbordamiento de estímulos”6. No sin razón que recurrió a Platón para demostrar que la moralidad no se origina en la naturaleza humana, sino como consecuencia del proceso civilizatorio: «hay en cada uno de nosotros una especie de deseo terrible, salvaje y sin ley, incluso en aquellos pocos entre nosotros que parecen estar comedidos”7.
Lacan señala que el yo se origina en una imagen a través de la cual el individuo se aleja de sí mismo. El resultado de eso es la tensión conflictiva en la que se despierta el deseo por el objeto del deseo del otro, lo que genera una «competencia agresiva», de la cual nace la tríada otro, yo y el objeto. He ahí el carácter estructural de la agresividad: «Hay una especie de encrucijada estructural en la que debemos acomodar nuestro pensamiento, para comprender la naturaleza de la agresividad en el hombre y su relación con el formalismo de su yo y sus objetos”8.
Para Freud, el progreso traería un resto, del cual la agresividad sería un efecto. En El malestar en la civilización vaticinó que nuestro tiempo traería avances, permitiendo al hombre convertirse en un «dios protésico», pero eso no necesariamente lo haría más feliz; En La moral sexual «cultural» y la nerviosidad moderna, afirmó que la cultura produce un resto que no es aprehendido por la acción humana. Hay, por lo tanto, en la pregunta en cuestión, una aporía: ¿cómo podría la cultura ser capaz de dominar las perturbaciones causadas por la agresividad inherente a los humanos, si ella misma produce agresividad? La pertenencia propia de un sujeto a una comunidad depende, como recuerda A. Teixeira, de la violencia de una expulsión. «Esta es la forma como Lacan nos enseña a percibir la constitución social de lo universal, lejos de ser un principio dado pacíficamente”9.
La explotación exhaustiva del odio-pasión tiene en el horizonte la destrucción de todo lo que pueda obstaculizar el avance de los imperativos del neoliberalismo regidos por la racionalidad de la máxima eficiencia, en la que el mercado es el fin que justifica todos los medios. El neoliberalismo no se reduce a una política económica, no se identifica con una doctrina, ni es un retorno al viejo liberalismo del siglo XVIII, sino que es una racionalidad global que incide en nuestra forma de existencia, transformando la subjetividad y dejando entrever que solo hay un único mundo posible10.
Aníbal Leserre, en La Hidra Neoliberal, sostiene que el capitalismo reelaborado como neoliberalismo también opera como el nuevo discurso del amo, que se impone de manera generalizada, produciendo efectos que generan el malestar contemporáneo de la civilización.
Cabe al psicoanálisis interpretar el malestar, reflexionar sobre su condición de compatibilidad o no con el neoliberalismo y cuidar de no dejarse seducir por los llamamientos para adaptarse a los nuevos tiempos. «Ni la razón ni la necesidad neoliberal podrán anular el descubrimiento freudiano que identificó los límites de los conceptos de razón y necesidad para capturar la realidad humana”11, resume.
Pensar que el psicoanálisis es exclusivamente una experiencia del uno por uno, ajena al malestar que prevalece en lo social, es un error, recuerda Jacques-Alain Miller, en la Conferencia de Madrid12, donde también destaca que la existencia misma del psicoanálisis se vincula a la democracia, único régimen que verdaderamente garantiza la libertad de expresión.
No será el diálogo, con todo, la solución a los males de la cultura: “El diálogo en sí mismo parece constituir una renuncia a la agresividad (…). Y, sin embargo, desde el momento en que Trasímaco hizo su retirada insana, al comienzo del gran diálogo de la República, el fracaso de la dialéctica verbal solo se ha hecho demostrar con una frecuencia inmensa”13. El fracaso del diálogo en tiempos de trolling es prueba cabal de la afirmación de Lacan.
Si, conforme va desarrollar desarrolla Leserre, el neoliberalismo encarna el discurso del amo actual, presentándose, por lo tanto, como unívoco, el discurso analítico se mantiene como su reverso, en la medida en que implica que el sujeto no es unívoco. Allí, Leserre ve la incompatibilidad absoluta del neoliberalismo y del psicoanálisis: «la estructura del discurso del amo enmascara la división del sujeto, y hoy el neoliberalismo lleva a cabo una brutal tormenta de oscuridades sobre la singularidad”14.
¿Cuál es el desafío que enfrenta el psicoanálisis? No le corresponde a él cambiar el sistema, mucho menos proponer nuevas formas de organización social. Leserre sugiere que el desafío planteado al psicoanálisis, en el momento actual, es mantener y hacer explícito lo que sostuvo Lacan en el Seminario 19: «este (el discurso analítico), en efecto, en un cierto estado actual de pensamiento, trae un orden por el cual se aclaran otros discursos, que surgieron mucho antes”15.
Sobre todo, se trata de ubicar el psicoanálisis como necesario para el debate sobre el malestar en la cultura, de mantener su posición éxtima, su carácter subversivo y no dejarse sumergir en el discurso hegemónico de una época que pretende ser el único mundo posible.
Daniela Barros Afonso es psicoanalista, reside en San Pablo.
Miembro EBP/AMP.
Traducción de: Ana Paula Britto
Notas:
1 Levitsky, S. e Ziblatt, D. Como as democracias morrem. RJ, Zahar, 2018.
2 Ibidem, p. 17.
3 Ibidem, p. 19.
4 Nunes, R. Matéria publicada no jornal Folha de São Paulo em 21/1/2020.
5 Lacan, J. O Seminário, Livro 1: os escritos técnicos de Freud. RJ, Zahar, 1994, pp. 308 e 309.
6 Freud, S. O instinto e suas vicissitudes ESB, RJ, Imago, 1980, vol. XIV, p. 161.
7 Freud, S. A interpretação dos sonhos ESB, RJ, Imago, 1980, vol. V, p. 423.
8 Lacan, J. A agressividade em psicanálise in Escritos RJ, Jorge Zahar, 1998, p. 116.
9 Barros, R. e Vieira, MA. Ódio, segregação e gozo. RJ, Subversos, 2012, p. 96.
10 Dardot, P. e Laval, C. A nova razão do mundo: ensaio sobre a sociedade neoliberal. São Paulo: Boitempo, 2016.
11 Leserre, A. La hidra neoliberal. Olivos, Grama Ediciones, 2019, p.48.
12 Miller, J.-A. “Conferência de Madrid”. In Lacan Cotidiano n° 700 – Selección de artículos – Biblioteca de la Escuela de la Orientación Lacaniana.
13 Lacan, J. A agressividade em psicanálise in Escritos RJ, Jorge Zahar, 1998, p. 109.
14 Leserre, A. Op. Cit., p. 77.
15 Lacan, J. O Seminário, Livro 19: …ou pior. RJ, Zahar, 2012.