Presentamos el cuarto número de La libertad de pluma. Su contenido señala, entre varios ejes, el intento de no quedarnos anclados en ‘confortables’ nostalgias, convocando a diferentes autores de diversos campos, en la búsqueda de nuevas respuestas y también de renovar las preguntas, ya que el recurso al pasado, a la historia, no siempre nos da la respuesta. Las contradicciones de época ya no pueden reducirse exclusivamente a la oposición capital/trabajo, se nos presenta bajo otros términos y en ellos lo que resalta es la diversidad. A su vez, el Neoliberalismo, con su imperativo del único mundo posible (cuando en verdad podemos sostener con Schopenhauer: “Este es el peor de los mundos posibles”), obtura lo singular y sostiene una homogenización de los sujetos como mercancías. Sostenemos que es fundamental no solo la aceptación de la diversidad, sino también ser capaces de construir en y con ella. Lo heterogéneo no solo se da en el campo de los hechos sociales y sus consecuentes demandas, también se manifiesta en el campo del pensamiento, de la reflexión de las Plumas, y en este marco se inscribe nuestra publicación, de la cual sostuvimos y reafirmamos que no se trata de una revista partidaria, pero sí de una que toma partido, por ejemplo, por la diversidad, que el lector verá reflejada en sus virtuales páginas. ¿Por qué motivo no habríamos de hablar de amor, de amistad, del lugar del otro, de solidaridad, etc.? ¿Y por qué no deberíamos poder abrir nuestra revista a los pañuelos blancos, verdes y anaranjados, a sus reclamos, a su diversidad?
Lo que venimos señalando no es ajeno al pensamiento de John Rawls (1921-2002) quien en su Una teoría de la justicia, obra que ocupa un lugar central entre los clásicos del pensamiento político occidental, sostiene que la justicia demanda una conjunción entre libertad e igualdad. Pensamiento que recupera la tradición contractualista y toma la idea kantiana de entender el contrato social en términos hipotéticos sin dejar de lado su razón estructural, la idea de pacto y la realización de los valores de libertad, igualdad y fraternidad. Una propuesta de una vigencia radical ante las perspectivas neoliberales y su elogio a la competencia, a la desigualdad y a la segregación. Ante el menoscabo del ‘estado de derecho’ en tanto ninguna ‘razón de Estado’, ninguna promesa de felicidad justifica que se anulen los derechos o las libertades básicas de una persona o de un colectivo, aunque sea minoritario, de ciudadanos. Rawls, contestando las críticas neoliberales y también las provenientes de la izquierda y del feminismo, sostuvo en sus términos que la diversidad era el principal reto de las sociedades democráticas contemporáneas.
Hemos implícitamente nombrado a la revolución francesa, en la cual Kant creyó ver su filosofía llevada a la práctica. Nuestra referencia a Kant está siempre presente ya que a él, debemos nuestro nombre La libertad de pluma y el espíritu de defensa de la libertad de expresión y el papel crítico frente a los poderes absolutistas, lo que nos lleva a la temeraria afirmación de que su pluma, hoy estaría dirigida contra el poder neoliberal y la construcción de una ética basada en el sujeto, sabiendo que el hombre espera de la razón mucho más de lo que ella puede darle. Y sosteniendo la idea de que sin libertad no es posible hablar de responsabilidad y denunciando la ausencia de moral. Vigencia de una de sus respuestas a la famosa pregunta “¿Qué debo hacer?” Indicaba que la mejor manera de saberlo era ponerse en el lugar del otro. En consecuencia, sin libertad no se puede sostener la moralidad; pensemos por un momento los claros ejemplos y acontecimientos que estamos atravesando en nuestra cotidianeidad y podemos dejar indicado lo que la ausencia de moral significa para la libertad. Valgan estas simples alusiones para situar también en la dimensión colectiva el notable esfuerzo para señalar las condiciones de posibilidad de la realización del ser humano, convencido de que en ello consistía la dignidad humana.
Continuemos nuestra mirada retrospectiva y recordemos la dura crítica de Séneca hacia el amor superlativo por el dinero y las consecuencias que esto implica en los lazos humanos. Quizás suene utópico su postulado de fraternidad universal, sin embargo tiene como trasfondo no solo la posición rupturista con su época, sino también el no alegrarse ante el mal dirigido al otro. Posición que en el hoy la ubicamos en la oposición radical a la condena de existir tan solo como mercancía y apostar por los derechos de existir dignamente y que cada uno se plantea su sentido. Un derecho que, día a día, se moviliza en las calles bajo la diversidad de reclamos ante el imperativo y única visión del mundo del neoliberalismo en general y con el condimento particular imperante en la Argentina. Frente al mismo, podemos oponer la vocación política, entendiendo a la misma como un cambio en la diversidad. ¿La actualidad demuestra que hay que renunciar a dicha aspiración? No lo creemos, sino que más bien nos ilustra para situar los problemas y poder vislumbrar recorridos, trayectos y salidas posibles. No se trata de que el ‘Dios mercado’ sea una realidad natural e inmutable. Rescatemos, a pesar de que una y otra vez lo declaran muerto, la voluntad política de Marx, su idea de praxis y sus argumentos para sostener que es posible la trasformación de la realidad a través de la acción. Idea de praxis que Lacan toma en relación a los discursos y que nos lleva a ubicar siempre cuales son los significantes dominantes que determinan el vínculo y lazo social. Lacan, quien sostuvo que el psicoanálisis da un lugar y un lazo en la sociedad, y que tratamos de reflejar en estas páginas. Un lazo que nombra lo universal pero que no excluye el vacío estructural de cada sujeto. En esta línea el lector encontrará diversas precisiones sobre la relación neoliberalismo-subjetividad, tema central que la industria mediática tiende a evitar, acompañando y gestando Estados cada vez más a imagen y semejanza de las corporaciones.
De lo expuesto, mantenemos firmemente la enseñanza de Lacan que afirma que no hay política sin ética y tratamos de señalar, en nuestras páginas, las consecuencias de las políticas por fuera de toda ética.
Hasta la próxima
Aníbal Leserre