Entrevista a Fortunato Mallimaci – Por: Liliana Mauas

  • ¿Dónde estabas cuando te enteraste que quien fue elegido, ungido como Papa, era el arzobispo de Buenos Aires Jorge Bergoglio?

Estaba en un programa de la CNN en México diciendo que era imposible que eligieran un papa latinoamericano; me encontraba con dos colegas más que decían exactamente lo mismo, que nunca podría ser un latinoamericano porque después de la renuncia de Benedicto XVI –que fue una gran conmoción para la Iglesia Católica– tenía que ser alguien italiano. Alguien que les diera confianza, ya que los últimos nombramientos que venía haciendo Ratzinger eran también para consolidar ese mundo europeo. Había salido justo un artículo en Clarín del periodista Sergio Rubín que decía que se iba a elegir en el conclave entre un conservador y un conservador.

Tomando el avión de regreso a Buenos Aires me avisan que Bergoglio había sido elegido Papa y una vez más me equivocaba sobre lo que pasa en esos espacios…

  • Y se convirtió casi increíblemente en el primer Papa latinoamericano.

Fue y es un cambio importante, pero de todas maneras no hay que olvidarse que la Iglesia Argentina es una iglesia que está italianizada. Recordemos que todos los cardenales del Episcopado desde el ‘34 llevan como nombre Copello, Fasolino, Caggiano, Sandri, Pironio, Primatesta, Quarracino, Bergoglio, Poli. Aramburu y Karlic son los dos únicos que no eran de ascendencia italiana. Hubo así una fuerte italianización del episcopado argentino, entonces ahí hay un vínculo histórico bastante grande entre el Vaticano y una Iglesia como la Argentina.

  • ¿Qué tipo de líder mundial es Francisco?

Es un típico líder carismático de un grupo religioso, no hay que olvidarse nunca. Es un grupo religioso muy importante que tiene una fuerte presencia nacional e internacional. Por los años ‘60 y ‘70 había unos 50 y pico de países que tenían relaciones con el Vaticano y hoy son 190 países, fruto también de la descomposición de la URSS, de las transformaciones en el África y en Asia. El Vaticano se fue constituyendo en un espacio importante, por la paz, por la unidad de las religiones, por la justicia, con posturas que viene teniendo ya desde la década del ‘60, preocupándose por evitar  guerras y ser intermediarios en su solución y temas afines

En una sociedad mediática como es la nuestra, ya para la asunción de Ratzinger había habido bastantes medios, pero el día de la asunción de Francisco había como 8 mil o 9 mil corresponsales de radio y televisión. Y ese peso simbólico de proviene de un carisma que le viene, no solo por los 1300 millones de católicos, sino porque el Papa es también  una institución que durante todo el siglo XX ha estado muy presente a nivel mundial y con especial presencia en todo el sistema de Naciones Unidas.

Vaticano es miembro de muchos organismos, como la OIT, la FAO, la UNESCO, la Agencia internacional para la Energía Atómica, el Desarrollo Industrial y varios más.  Ha intentado tener una presencia fuerte en esos niveles en el largo plazo y hoy, con el desprestigio fuerte que hay después de la crisis de las izquierdas o de los socialismos, ha quedado como una figura que defiende a los más pobres, a los más humildes, a los vulnerables; y, sobre todo, en un mundo europeo de gran concentración capitalista que los considera –como dice Francisco– descartables, un número y no una persona. Ahí viene adquiriendo un espacio importante, un liderazgo no solo moral, sino social y cultural y, por supuesto, como desde hace siglos político-religioso.

No hay otro referentes igual al Papa hoy en el mundo globalizado. No te olvides que en la creación de la Unión Europea, ese mundo católico-protestante –en diversas vertientes– tuvo un peso bastante significativo en sus orígenes, si bien con el paso del tiempo se ha ido transformando, eso no quiere decir que esa cultura no impregne todavía a varias personas, organismos no gubernamentales y partidos políticos.

Si vos ves, sea en el Fondo Monetario Internacional con  presidentes que se decían católicos o cristianos o en funcionarios de la Unión Europea, hay dirigentes formados en el mundo cristiano. Cuatro de los tres que deciden que hay que fundar la Unión Europea –los padres de la Europa- en los 50 (Robert Schuman (Francia), Konrad Adenauer (Alemania) y Alcide De Gasperi (Italia) ) son considerados “devotos católicos”. El cuarto es el financista Jean Monnet (Francia)

Hay tensiones, porque esa Iglesia Católica está entre refugiarse en un pequeño grupo “minoritario” o seguir teniendo esa presencia “masiva” a nivel internacional. Creo que está en juego esa doble dinámica, y Francisco ha decidido más bien a diferencia de Benedicto XVI, ir a una dinámica de una presencia global con los medios, viajando, recorriendo; y, creo que es con fuertes conflictos internos, lo que está intentando llevar adelante.

  • Desde muchos sectores se tilda al Papa de “populista”.

La palabra populista en ciencias sociales es un concepto bastante complejo, depende de quien lo use. En América Latina se usó y usa positivamente, populistas eran y son los que escuchaban a los sectores populares. En Europa tiene la idea de nazismo, franquismo, los “demagogos” que engañan a los pueblos y los llevan por caminos falsos… El FMI y el Banco Mundial lo popularizaron mucho hacia fines del siglo XX para nombrar a los que hacían mucho gasto para los pobres, a los que se oponían a “los ajustes”, se “aprovechaban del estado para implementar políticas y derechos sociales universales sin preocuparse de donde se obtenía el dinero” y no se preocupaban por el llamado “déficit fiscal” y “buscar los recursos financieros necesarios”.

Y hay un investigador que lo trabaja mucho, que es argentino, que se llama Ernesto Laclau. Él lo usó como un concepto más bien positivo, en el sentido de un significante vacío con el que, bajo el rótulo populista, vos podes poner varias clases o grupos sociales con liderazgos que se enfrentan a los “hegemónicos” o “poderosos”. Te recomiendo un libro suyo La razón populista donde se discuten estos conceptos. Entonces, Podemos en España, ahora Las Sardinas en Italia buscan expresar ese descontento con los “acomodados”. En Francia menos porque no tienen esa tradición, pero en otros lugares hay una crítica a las “castas”, a “los ricos”, a “los oligarcas”. Con Macri se intentó hacer del “populismo” aquello que se debía “aniquilar” y mirá como terminó: un “gobierno de ricos y de CEOS para ricos y los que se creían nuevos emprendedores” o como dijo una semana atrás en un seminario de la derecha latinoamericana en Guatemala “el populismo es peor que el coronavirus”. O sea, es un concepto polisémico, que no te sirve para nada si no tratás, de entenderlo y comprenderlo en un contexto histórico y sociológico determinado.

  • Y además se lo usa peyorativamente.

Totalmente. Populista fue sinónimo de corrupto y demagogo. Entonces, cuando participo en congresos en Europa, por ejemplo, si empezás a criticar sobre lo que ellos dicen (que en América Latina hubo “gobiernos populistas y corruptos”), se enojan porque las mismas características que acá se dan, pasan en sus países, pero en sus países les ponen otros nombres. Sin embargo, cuando miran para los nuestros, tienen preconceptos muy fuertes y el de populismo lo usan mucho.

Acá hay una hermosa tesis que hizo una colega de la facultad de Ciencias Sociales hace años , María Moira Mackinnon1 –estuve también en su jurado– que trabajó los nombres, los grupos y las experiencias históricas. Quien quiera seguir en el tema, tiene allí una base imprescindible. En nuestros países latinoamericanos, populismo es usado cotidianamente por las derechas o por los grupos de poder para denostar a los que siguen o se identifican con los múltiples sectores populares o simplemente con los pueblos realmente existentes… El Papa Francisco está muy criticado de eso en Europa. Está acusado por los grupos económicos, está acusado por la gente de derecha, Salvini en Italia, Vox en España, John Bolton de EEUU por su opción por los pobres. Para ellos esa es una opción populista. Acá es al revés. La opción por los pobres es anclar el catolicismo y la Iglesia en un espacio concreto, poner una carpa donde viven los pobres y desde ahí tratar de democratizar la sociedad.

Siguiendo con el peso de la condición católica de los presidentes, hoy leía en el diario Le monde de Francia, que el gobierno de Macron, que se autodefine como “católico adulto”, propuso como gobierno castigarte si vos recibías a un inmigrante ilegal y te llevaban preso porque estabas cometiendo un delito. Y hoy acaba de decidir la Corte de Casación de Francia que, en nombre de la fraternidad, toda persona tiene derecho a acoger a alguien ilegal en su casa2.

O sea, que la Corte de Casación que decide en esos países muestra la enorme discusión en la población y los partidos políticos sobre el tema. Entonces, cuando escuchan que el Papa les dice que el inmigrante es una persona y que lo tienen que recibir en sus países, entonces le dicen que es populista porque no se da cuenta de que no se puede recibir a más gente. A su vez, vos les decís que la causa por la cual emigran es por las guerras en las que ellos participan activamente, la escucha es casi nula ¿qué es lo que el Papá les dice? Les dice eso; y ya lo decía Benedicto y lo decía Juan Pablo. ¿Por qué? Porque también hay un sentimiento de larga data en el Vaticano de solidaridad activa con las víctimas. Hay y hubo una matriz anticomunista, antiliberal y antiyanqui que tiene un espesor histórico bastante fuerte, no hay que olvidarlo. Y ahora que no hay comunistas, ese sentimiento antiyanqui o anti capitalismo liberal fluye, y fluye bastante rápido hacia lo económico y financiero de un capitalismo cada vez más desregulado. En noviembre de 2019 el Papa Francisco condenó fuertemente el lawfare: “Se verifica periódicamente que se ha recurrido a imputaciones falsas contra dirigentes políticos, promovidas concertadamente por medios de comunicación, adversarios y órganos judiciales colonizados”. Y agregó: “Es curioso que la utilización de paraísos fiscales, instrumento al que se recurre para encubrir toda clase de delitos, no sea percibida como un hecho de corrupción y de criminalidad organizada. En forma análoga, fenómenos masivos de captación de fondos públicos pasan desapercibidos o son minimizados como si se tratara de meros conflictos de interés”.

Francisco retomó la crítica del capital financiero: “el capital financiero global es responsable no solo de graves delitos contra la propiedad sino también de delitos contra las personas y el ambiente. Se trata de una auténtica criminalidad organizada que es responsable, entre otras cosas, del sobreendeudamiento de los estados soberanos y de la depredación de los recursos naturales de nuestro planeta”.

En el Seminario sobre ”Nuevas formas de solidaridad”  que se desarrolló en Roma a principios de febrero de 2020 con presencia de funcionarios internacionales, del FMI, BM, del ministro de economía  argentino y numerosos líderes religiosos, Francisco  citó varias veces a su antecesor, el Papa Juan Pablo II cuando en 1991  afirmó que “las deudas deben ser pagadas” pero que “no es lícito exigir o pretender su pago cuando este vendría a imponer de hecho opciones políticas tales que llevaran el hambre y la desesperación a poblaciones enteras”. Francisco destacó que “las personas empobrecidas en países muy endeudados soportan carga impositivas abrumadoras y recortes de los servicios sociales, mientras sus gobiernos pagan deudas contraídas que son insostenibles”. Agregó que los organismos multilaterales de crédito que asesoran a las naciones (el principal es precisamente el Fondo Monetario Internacional y cuya directora estaba allí presente) “deberían tener en cuenta conceptos como la justicia fiscal, los presupuestos públicos responsables de su endeudamiento y, sobre todo, la promoción efectiva y protagónica de los más pobres en el entramado social».

  • Con respecto a la famosa película de Netflix Dos Papas, ¿cuál es tu mirada?

Primero es ciencia ficción. Te lo digo adrede porque es un tema de discusión con los colegas cuando se pasa de un libro a una película o de un hecho histórico a filmarlo. Es un arte, es ficción, que tiene ideología, que tiene visiones y que tiene un recorte. Yo vengo de un grupo de investigación que hace 30 años que venimos investigando entre hechos y representaciones y hay tantos hechos como tantas representaciones. Es ciencia ficción, es un intento de inventar un diálogo que, por supuesto, no existió.

La película es bastante benévola con los Papas, porque uno es un Papa que es más o menos opuesto al otro pero que, sin embargo, pueden dialogar y preparar la continuidad. En eso creo que hay algo del autor que no sé si lo ha meditado mucho, pero que muestra la idea de que la catolicidad y el Vaticano se renuevan. A diferencia de los Estados que cuando viene el opositor vos le podés cuestionar la herencia recibida, ningún Papa le puede decir al otro que fue un desastre, porque la elección no es tuya sino del “Espíritu Santo”  que está arriba de vos, que elige bien, no elige mal. Ves cómo se citan unos a otros continuamente, y yo creo que quien investiga tiene que ver en el largo plazo eso, qué hay de común. Después, hay sensibilidades distintas, hay enojos distintos, hay puntos de vista durísimos en algún momento. Benedicto tenía una frase que nos desafía que decía que la Iglesia es siempre la misma, que si se reforma, pero “en el buen sentido de la reforma”, no se reforma en el mal sentido. Esas frases están en todos los textos: «buena», «sana», «auténtica», «verdadera», para mostrar que hay otras que son falsas. La iglesia está continuamente reformándose, pero en el camino que le marcan sus textos sagrados y la historia “del Pueblo de Dios”. Y es su manera de actuar, porque si no, no dura; para durar en el largo plazo, tenés que cambiar. En qué cambia y cómo cambia, ese es otro tema. Después, la película, para mostrar diferencias entre los dos Papas, es medio estereotipada: los zapatos, lo que escuchan, la música, el fútbol, la pizza.

  • Humanizándolos, ¿no?

Claro, bueno eso es interesante porque la película en el fondo desacraliza la función Papal, que yo creo que si es algo que el mundo católico le tiene que agradecer a Benedicto XVI, es el hecho de que él haya renunciado, porque al renunciar, él desacraliza ese cargo. Me parece interesante desacralizar, con lo que significa en una institución como es una religión. Francisco ya, directamente, el día que asumió, dijo «yo soy el Obispo de Roma». O sea, uno más. Los diarios católicos critican al Papa, le dicen que está equivocado. Siglos atrás era casi Dios; ya no es Dios ni el “Vicario de Cristo”, se va desacralizando, y esto significa que tiene que asumir esas críticas.

Después en el film viene la historia, claramente hay más de la historia de Bergoglio que de la de Ratzinger, aunque hay algunas frases de los dos sobre ciertas acusaciones; Ratzinger tenía muchas acusaciones de haber pertenecido a las juventudes hitlerianas. Él lo negó. El mundo católico en Alemania (por motivos diversos) estuvo reticente a Hitler; La cinta blanca3 es una película muy buena sobre el tema y nos muestra el peso social, religioso y cultural del luteranismo y de la historia reciente.

La vida de Bergoglio está muy poco investigada en profundidad. Sin embargo, hay algo importante que esta película hace masivo (algunos la critican y otros dicen “al fin”), que es su colaboración y su ambigüedad con respecto a la dictadura. Y no solo a la dictadura sino frente a la desaparición de dos sacerdotes que estaban bajo su autoridad  como Superior de la orden de los jesuitas  –Jalicks y Yorio  con los que él había tenido problemas, los había expulsado de la orden  y al echarlos –en aquella época de terrorismo de estado y de dictadura cívico-militar y religiosa–  significaba que no tenían mas protección católica y las FFAA se sentían autorizadas  para secuestrar y hacer desaparecer … Eso está muy bien desarrollado en la película : Bergoglio dialoga con el comandante en Jefe de la Armada, Emilio  Massera (donde estaban desaparecidos y secuestrados los sacerdotes jesuitas) no una vez sino dos veces y acepta sus argumentos. Esa cooperación con las FFAA durante la dictadura y su oposición y persecución a los sacerdotes que vivían en los barrios pobres, lo atormenta y lo obliga –según el director de la película– a una conversión años después.

No es solo un problema del superior de los jesuitas. De acuerdo a los documentos –de la Comisión Provincial de la Memoria (hay muchísimo material que tuve la oportunidad de leer e investigar–) hubo un cierto acuerdo de cooperación entre las autoridades del episcopado y las autoridades del Ejército, de la Marina y la Aeronáutica sobre el personal eclesiástico a ser defendido y al que no se lo protegía. Recordemos que hubo una comisión mixta de miembros de las FFAA y del episcopado argentino durante la dictadura (el obispo Laguna y el obispo Galán eran miembros) que se reunían todos los meses y que nunca se han encontrado los papeles. No se accionaba sobre alguien ligado directamente a la institución católica sin permiso del Obispo local. El asesinato del obispo Angelelli tiene entre una de sus causas, ese enfrentamiento con la autoridad militar al negarse a cooperar con ellos. Esto está documentado. 24 sacerdotes fueron asesinados en Argentina, en la dictadura; y es el único país de América Latina que tiene tantos sacerdotes asesinados por una dictadura. Entonces, ahí aparece el conflicto.

Unos años después, la Universidad del Salvador, que es una institución manejada por el Superior de los Jesuitas le da el doctorado honoris causa al comandante Massera en el ‘77. Hay un vínculo estrecho y es una relación en el largo plazo con ciertos grupos peronistas, sobre todo, Guardia de Hierro4, que habían empezado a dialogar con Massera… Y, algo más a agregar: no aparece absolutamente nada en la película del conflicto histórico y de largo plazo que Bergoglio tiene con sus superiores en la Compañía de Jesús.

Recordemos que el principal responsable y artífice de la renovación de la Compañía de Jesús será el P. Pedro Arrupe (1965-1983) y que en los 70 se decide cambiar las orientaciones y así: “la promoción de la justicia constituye una exigencia absoluta”, la necesidad de “transformar las estructuras en busca de la liberación tanto espiritual como material del hombre” y logran un compromiso social “con los pobres, compartiendo sus condiciones de vida”. El superior de los jesuitas en Argentina entre 1973 y 1979 no apoya totalmente estas propuestas y denunciará como “marxistas” a los religiosos que la asumen, criticará a otros jesuitas en América Latina por sus opciones y cuestionará a sus superiores en Roma (P. Arrupe primero y luego Peter Kolvenvach quienes le quitan toda su confianza.  Todo esto no tiene lugar en la película, quizás por falta de tiempo, o porque no es el leitmotiv, porque el leitmotiv es preocuparse más por Francisco. Acá viene un tema que a mí me interesa muchísimo: los que somos argentinos e investigamos, sobre los catolicismos en Argentina y a nivel global, repetimos: que el único lugar del mundo donde Francisco es Bergoglio es acá.

  • Y acá, en Argentina, ese traspaso de Bergoglio a Francisco, no se dio.

Por eso todas estas discusiones aquí, por eso cuando hicieron esta película estaban preocupados los productores por los efectos aquí, porque en otros lados, las preocupaciones son otras. Pero acá sí, porque divide, divide al catolicismo, divide a la sociedad, la divide políticamente, divide al peronismo. ¿Por qué? Primero porque la modernidad religiosa en Argentina es política y religiosa al mismo tiempo. Además porque el catolicismo sigue siendo un actor significativo a nivel social, cultural, religioso y político y porque el tema de la memoria de la dictadura y la complicidad de las autoridades de la Iglesia Católica es un tema que sigue presente… Y sabemos que, por eso, siendo él, Arzobispo y Cardenal y Presidente de la Conferencia Episcopal, nunca recibe ni a las Madres ni a las Abuelas. Después las recibe siendo Francisco, y eso es lo que uno tiene que entender. Una cosa es ser arzobispo de Buenos Aires, con las relaciones políticas y sociales cotidianas y otra cosa es ser Papa, asumir el carisma papal, en donde lo que sucede a las víctimas son temas sensibles en la opinión mundial. Entonces, me parece que en la película la complicidad con las FFAA está muy bien planteada. El tema es la concepción, la idea, esa que había, que el subversivo destruía a las FFAA y destruía a la Iglesia al mismo tiempo. Este es el problema de fondo.

También aparece la concepción “minoritaria e identitaria” de Benedicto XVI y otra de ampliar, sumar y mostrar una iglesia social, de apertura y mayorías, ayudado a gente… Eso sí, los dos actores que hacen de Papa son excelentes

  • ¿Y los capellanes?

Y una gran mayoría de ellos fueron no solo cómplices sino participantes activos del plan sistemático de exterminio y violación a los DDHH. Y, por eso hay un capellán, Von Wernich –estuve en la sala el día en que lo juzgaron y condenaron– que terminó hablando el día de su condena sobre el Cardenal Bergoglio, diciendo “él me escucha”. Así como no han expulsado de la Iglesia a los sacerdotes pedófilos (el sacerdote Grassi es un ejemplo) como se lo pide el actual protocolo, del mismo modo no se ha echado a Von Wernich, condenado por asesinatos múltiples. Esta es una gran asignatura pendiente de la institución católica que no colabora con la ampliación democrática. Esos últimos meses, cuando a Angelelli lo nombran beato, el editorial del Diario La Nación fue terrible. Casi media hoja del diario diciendo que hacen santos a los subversivos, es decir, volviendo a la misma discusión sobre lo que sucedió en la última dictadura, lo cual te muestra que hay temas que son muy profundos en la sociedad argentina.

  • Y están ahí.

Sí, están ahí. Entonces, sí me parece que la película trata de mostrar a un Papa ameno, sencillo –que lo es. ¿Por qué? Porque el catolicismo es plebeyo en la Argentina, eso hay que entenderlo5. El Catolicismo Argentino, los Obispos y los Cardenales no son los nombres de las calles. Vos vas a Chile, vas a Francia, a Brasil, a México, y los curas vienen de las grandes familias; aquí vienen de hijos de inmigrantes. ¿Qué quiere decir? No son herederos, no están ahí porque han heredado un capital, sino porque son oblatos, o sea le deben todo a la institución. El día en que no estén en la institución, no existen. Eso hace ser distintas a las personas, por el habitus que tienen, que retoman.

La película muestra la idea de un Papa mucho más cercano con los pobres. Por ejemplo, lo de Lampedusa es importante, porque ha puesto sensibilidad y en el mundo europeo lo destrozan por todo eso. Y eso demuestra también que él es muy amplio en los social pero en lo doctrinal sigue siendo la misma persona como cuando era jesuita. Es decir que con las mujeres, cero; con el celibato, cero; con cambiar la parroquia, cero. Él siempre dice que los párrocos tienen que ser mejores. En América Latina hay todavía una idea de las famosas comunidades de base, que es que en el barrio se ejerza el liderazgo, se consagre si fuera posible, hablen el mismo léxico. Él, para nada es de ese mundo. Sí cree que una parte tiene que estar con el mundo de los pobres. Y de hecho, en la Ciudad de Buenos Aires hay 800 sacerdotes, ¿cuántos trabajan en las villas? 18. Entonces no es cierto que son muchos los que están en los barrios. ¿Por qué? Porque su idea del pobre es el estar acompañándolo. Y eso es un tema que en la película aparece poco, él va al barrio y habla y la gente lo apoya, va a otro lado y también lo apoyan. Está esa idea de ese vínculo, pero no de transformar esa situación de explotación y dominación en una situación que los libere, que la gente deje de ser pobre. ¿Por qué? Porque hay una concepción dando vueltas sobre los valores de los pobres: los pobres, en la villa, están bien. Se afirma sin ruborizarse que las mujeres pobres están contra el aborto. Si van a la ciudad, la ciudad es el secularismo, la laicidad. Eso es fuerte y está ahí y a veces se le escapa a Francisco; a veces, no tanto, pero me parece que forma parte de su manera de entender el mundo de los pobres.

La parte de su reclusión en la provincia de Córdoba está un poco edulcorada. Y es interesante, porque el director sabe de su complicidad con la dictadura y por eso lo pone; pero al mismo tiempo, él sabe que este señor, después, es Francisco, y comparado con sus antecesores el cree que es Messi. Porque si algo él director que proviene de Brasil sabe es de la enorme persecución que habían hecho Juan Pablo II y Benedicto XVI al interior de la propia Iglesia con los que fueron acusados de estar con la “teología de la liberación”, en “la política”, en lo social y en dejar de lado la “moral religiosa” y de preocuparse de la justicia social. Por eso esos papas fomentaron otros movimientos que impulsaban sobre todo temas sexuales y en relación con el cuerpo: contra el preservativo, contra el aborto, contra la educación sexual y también contra las mujeres y su decisión de participar, ser reconocidas, que puedan ocupar lugares iguales a los varones y temas similares. Bueno, Francisco tiene una postura movimientista, o sea de varios catolicismos que integran una sola iglesia y que deben ser escuchados (populista para algunos) es decir, sumar más que perseguir, incluir más que excluir. Nombrar santos el mismo día al que puso en movimiento las reformas del Vaticano II como fue Paulo VI y al que trato de disminuirlas o reorientarlas desde la reafirmación identitaria como fue Juan Pablo II, es una clara expresión de ese movimientismo católico en acción…

Por supuesto, no es que Bergoglio viene del mundo peronista, proviene del mundo católico, el del bien común, el de la Patria Grande, el de la justicia social, el del estado presente, de la enseñanza social de la Iglesia que nutre una de las variantes del mundo peronista “realmente existente” que durante mucho tiempo creció así, sumando y sumando. Lo que sucede es que después de los ‘70, ese mundo católico, y sobre todo el Vaticano, entra en pánico, y creyó  que se estaba  disolviendo la identidad católica –tema recurrente en diversos campos y esferas en ciertos momentos históricos– en lo social, en lo político, en la inserción con los pobres y en el mundo secular. Por eso la necesidad de poner límites precisos y fijos.  Ese proyecto católico ha fracasado. Ahora se reconoce que esos límites son difusos, en continua recomposición y que la persecución no resuelve el problema. También sabemos que los proyectos de “arriba” no se consolidan sin las transformaciones “de abajo”. Sin actores y sin actrices católicas que lo encarnen y tengan credibilidad, memoria y reconocimiento  en el conjunto de la estructura institucional católica, las incertidumbres seguirán presentes. Catolicismos hasta estos años marginalizados por sus compromisos con la pluralidad, la diversidad y el amplio mundo de los pobres y vulnerables, especialmente en América Latina, tienen si, nuevas posibilidades.

 

Referencias:

1 Mackinnon María Moira, Populismo y Neopopulismo en América Latina, ed. Eudeba, Buenos Aires, 2010.

2 https://www.larepubliquedespyrenees.fr/2020/02/27/migrants-le-principe-de-fraternite-protege-l-action-militante,2668169.php

3 La cinta blanca, film Michael Haneke, 2009.

4 Guardia de Hierro: organización política Argentina, fundada en 1962 dentro de la ortodoxia del movimiento peronista.

5 Mallimaci, F., El mito de la Argentina Laica. Catolicismo, política y Estado, ed. Capital Intelectual, Buenos Aires, 2016.

 

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