José R. Ubieto – El mundo pos-COVID. Entre la presencia y lo virtual

Lacan se refiere en 1970 (El reverso del psicoanálisis) a los nuevos objetos que empezaban a poblar lo que él llamó la aletósfera con el nombre de letosas y que constituyen hoy ya nuestro universo vital: “El mundo –dic − está cada vez más poblado de letosas. […] los pequeños objetos a minúscula que se encontrarán al salir, ahí sobre el asfalto en cada rincón de la calle, tras los cristales de cada escaparate, esa profusión de objetos hechos para causar su deseo”. La pandemia no ha hecho más que acelerar en un año lo que estaba previsto sucediera en algo más de tiempo.

Pocos años después, en Encore (1973), habla ya de gadgets generados por el discurso científico: «Todo tipo de instrumentos que hay que calificar de gadgets» y que «se han convertido en elementos de su existencia». Su finalidad no es otra –recuerda más tarde en La Tercera – que «ese algo que nos procura la ciencia para distraer el hambre en lugar de lo que nos falta en la relación”. Señala aquí el efecto de captura que tienen todos estos dispositivos inventados por la alianza entre la ciencia y el capitalismo. Objetos cada vez más portátiles y más pegados al cuerpo, que apuntan claramente a colmar la falta en ser del sujeto, y a producir una satisfacción que, como no podía ser de otra manera, siempre le devuelve al sujeto una insatisfacción, lo que le lleva a una repetición interminable. Su obsolescencia programada hace que tan pronto como estrenamos uno, su intervalo de satisfacción sea cada vez más corto porque enseguida hay la versión 2.0 que deja caduca la anterior y su satisfacción añadida.

Lacan veía, entonces, poco probable que nosotros mismos lleguemos a “estar animados por los gadgets”, ya que esos objetos –que velan nuestro vacío– no tienen “existencia” propia y operan como consuelo. En ese momento, la televisión era el gadget principal. Lo cierto es que la ciencia ficción y las ficciones de la ciencia de estos últimos 50 años –los que han pasado casi desde esa tesis de Lacan– han supuesto un conjunto de transformaciones tecnológicas cuyo impacto en la subjetividad no es pequeño. La pandemia ha acelerado ha sido, sin duda, la efervescencia de lo virtual que ya no podemos pensar como un territorio radicalmente ajeno a la vieja normalidad analógica: la presencia y lo virtual funcionan más bien –o deberíamos pensarlas– en una topología del borde y no tanto en una disyunción.

El mundo pos-COVID, en el que entramos, trae algunas novedades que ya se apuntaban antes y que ahora se exacerban. Mi reflexión apunta a elucidar qué usos del gadget hacemos hoy y cómo impactan en el ser hablante y qué nos ha revelado de nuevo la pandemia sobre estos usos. Pero, sobre todo, interrogarnos por la manera en que podemos promover una conversación en esta era del Otro roto. Por un lado, captamos los agujeros de este Otro que nos ilusionaba, con sus progresos ante los retos de la muerte y la vida, y que ahora trastabilla. Por otra parte, los apoyos que el discurso capitalista nos facilitaba, en forma de conexiones permanentes a objetos sofisticados o de satisfacciones de todo tipo –solitarias o en grupo–, siguen presentes pero la pandemia también los ha puesto en cuestión, como vemos en la fatiga Zoom, paradigma del hartazgo que ese modo de goce nos produce.

Ya no nos sirve tan fácilmente el encadenado del relato que íbamos construyendo, ni tampoco el deslizarnos de un lugar a otro (conexiones, redes sociales, viajes low cost, consumos) hasta el infinito y más allá. El psicoanálisis, que no forcluye el amor, propone acoger la contingencia (azar) e inventar –en esa conversación– fórmulas y significantes nuevos para cada uno/a. Palabras que nos permitan restaurar, con nuevos sentidos, ese real del cuerpo que se ha visto conmovido por el acontecimiento traumático con sus afectos (miedos y angustias) y con las ideas y pensamientos que nos embrollan y perturban. Es indudable que algo se ha roto y precisamos de una nueva manera de anudar nuestras vidas.

 

José R. Ubieto es psicoanalista, reside en Barcelona.

Miembro de la ELP y de la AMP.

 

*Texto publicado en Ned ediciones, 2021

 

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