Sobre el cero
Se lee en la “Proposición del 9 de Octubre”: “La razón de esto se encuentra en la confusión sobre el cero (…) enseñar qué distingue el vacío de la nada, que sin embargo no son lo mismo”1. Inspirado en esta distinción, Jorge Alemán, titula “Tesis sobre la institución: la confusión sobre el cero”, a uno de los capítulos de su libro Para una Izquierda Lacaniana… intervenciones y textos2.
Partiendo de Frege, sigue la distinción que hace J.-A. Miller entre el cero como “elemento neutro de la operación lógica”, es decir, el cero en tanto conjunto vacío y el cero como mero elemento de medida cuantificable. Es decir, el cero del vacío y el cero de la nada. Y esto lo lleva a lo que le interesa en su tesis, que es mostrar la función que en una Escuela de psicoanálisis debe ocupar el lugar ‘central del no saber’. Dice Alemán: “Una cosa es el no saber y otra la nada de saber; una cosa es el silencio, que de un modo estructural pertenece al decir, y otra es callar porque no se tiene nada que decir; una cosa es el ‘no saber’ –como fundamento de una ‘teología negativa’ del que habla R. Otto, y del cual no se puede predicar absolutamente nada ya que sólo puede hacerse con él la experiencia de un objeto innombrable– y otra es hacer del no saber la posibilidad de producir la estructura del único saber oportuno”. Su tesis está condensada así: “La institución no estará totalmente regulada por la función del sujeto supuesto saber sino que deberá presentar en su centro, un vacío, un lugar de ‘no saber’ que concierne a lo real de la experiencia analítica”3.
Esta confusión no implica que por estar formalizada y fundamentada, haya dejado de ser operativa. La institución –y no sólo la analítica– está siempre sometida a la tensión entre el acto instituyente que la precedió y ella misma como su consecuencia, a la vez que su obstáculo. Trabajar esta tensión es una de las tareas de sus miembros 4.
Sobre el Otro (que no existe)
En el curso dictado en forma conjunta por J-A Miller y E. Laurent en 19815, así como Nietzsche anunció la muerte de Dios, los autores declararon la inexistencia del Otro. La primera necrológica no es tema que concierna especialmente al psicoanálisis de hoy, pero sí la segunda. Porque no se trata de que nunca haya existido sino de ‘la época del Otro que no existe’, la nuestra. Y si tomamos en serio lo que anuncia Lacan el Discurso de Roma: “Mejor pues que renuncie quien no pueda unir a su horizonte la subjetividad de su época”6 y no queremos renunciar, es preciso que intentemos elucidar esa tesis que no puede menos que producir efectos en la subjetividad de la nuestra época.
Propongo metodológicamente, poner la tesis anterior en tensión con la siguiente afirmación: “La conocida aseveración de que vivimos en la época del ‘Otro que no existe’, de gran circulación entre los lacanianos actuales, nos parece que debe ser matizada (…) La fórmula ‘el Otro que no existe’, que cumple una valiosa función en la enseñanza de Lacan en lo relativo al problema del fin del análisis, no puede ser tan sencillamente asignada a una época determinada. O al menos esto exige cierta puntualización”7. Cotejadas ambas hipótesis, dan lugar a lo que la psicoanalista Araceli Teixidó desarrolla muy bien en un texto inédito, bajo la forma de la pregunta “El Otro ¿existe o no existe?”8.
Hay tres cuestiones a elucidar: 1) El Otro, que no es una noción unívoca en Lacan y que va adquiriendo distintas significaciones a lo largo de su enseñanza. ¿A cuál de esos Otros nos referimos? 2) La época 3) ¿De qué existencia se trata? Para la última cuestión es recomendable: Jaques-Alain Miller 9 y Jorge Alemán10 /11.
El primer Otro, fue definido por Lacan por su distinción con el semejante, el otro con minúscula, i(a), especular e imaginario. ‘Orden simbólico’ o ‘tesoro de los significantes’, sus características fundamentales eran: a) ser ‘un lugar’; b) definirse por lo que el sujeto ni es, ni puede identificarse a ello, es decir, una alteridad radical. Los distintos nombres que fueron ocupando ese ‘lugar’ a lo largo de su enseñanza –el Otro de la primera dependencia, el inconsciente, el Otro sexo (el femenino para ambos) y, finalmente, el cuerpo, tenían en común esa característica de alteridad radical que se definía por un ‘lo que no es ni puede llegar a ser’ por resistir toda identificación posible, es decir, como lo llamaría Levinas 12 una alteridad absoluta.
J-A Miller desarrolla en el capítulo 3, la lógica de la afirmación ‘el Otro que no existe’ y dice en un párrafo de especial interés: “El Otro que no existe se refleja en estos dos niveles. En primer lugar, no hay todo universal, no se puede formular el espacio cerrado del ‘para todo x’, y en segundo lugar, tampoco hay la ex- sistencia del Uno; hay su inexistencia. La estructura que Lacan llama no todo responde al Otro que no existe, y a la universalización, lejos de inscribirse en el espacio cerrado del ‘para todo x’, es el no- todo generalizado, no lo general, sino el todo en todas partes, que se manifiesta por la estructura de red”13. Esto quiere decir que al anular el conjunto, espacio cerrado, que define el ‘para todo’, no es necesaria la excepción, el ‘al menos uno’, exterior a ese espacio, que ponga limites al universal. De allí que el no-todo no es menos que el todo, es el pasaje del Universal limitado, al infinito generalizado, si así podemos llamarlo. Se trata de una elaboración milleriana de las fórmulas lacanianas de la sexuación que hacen referencia ¿a qué? al goce, con importantes implicaciones clínicas que permiten distinguir el goce Otro del goce del Otro.
La época
Aquí está problema, en pensar que ese Otro alguna vez existió y ahora estamos en la época donde no existe. Si esa expresión tiene un sentido, es el de ‘un momento teórico’, época a la que Miller llama “del último Lacan”. Pero el sujeto no es histórico y la no existencia del Otro que ponga límite al universal, deducido del goce femenino, pertenece a la estructura misma del ser hablante. De allí que propongo distinguir el Otro estructural, el que no existe, del Otro epocal que en cada momento histórico ocupa el lugar vacío de la alteridad radical, de lo que no es el sujeto.
Lo que ocupa el lugar del Otro, en la época del neoliberalismo como último desarrollo del capitalismo, en la escritura que Lacan llamó Discurso Capitalista y que se escribe S2, es un saber de los expertos que no tiene que ver con el del discurso del amo moderno sino con la técnica en el sentido heideggeriano, no sólo como productora de los objetos (abajo a la izquierda en la escritura del discurso capitalista) sino como imperativo. Su nombre es: el mercado, ese Otro que no se encarna, como lo llama Araceli Teixidó y que sí existe14.
Sobre el Uno (solo) que sí hay
También estamos en la época (de la teoría lacano-milleriana) del Uno que hay, uno solo, ya que el Otro no existe. Y aquí una nueva vuelta de tuerca sobre el Otro que no existe, se trata no del Otro del Sujeto sino de Otro del Uno. S1 sólo sin S2. Siguiendo los últimos seminarios inéditos de Lacan, Miller lo deduce en un desarrollo lógico15. Es un Uno, anterior al cero. Uno, a continuación 0 (cero), luego 1, 2, 3… Ese Uno es el ‘Uno de goce’, distinto del 1 contable de la serie de los números naturales. El cero lo escribe barrado, como el conjunto vacío, y la barra lo divide en una cara que mira hacia el Uno (del goce), y otra cara que se dirige al 1 (contable)
Este desarrollo tiene un gran valor clínico que Miller explica así: “En el análisis se pone a trabajar a ese Uno original del significante, anterior a los números. Es el principio mismo de la asociación libre y, por ello, Lacan lo denomina Un-decir. A partir suyo, viene la serie numérica, llegan a existir los 1 que se inscriben como signos diferentes en la serie numérica”16.
Pero el Uno solo no es el 1 con los otros y el Otro estructural (que no existe), no es el Otro epocal (que existe e insiste). Confundirlos produce efectos.
Consecuencias y riesgos
La más grave consecuencia, es la posible confluencia de lo que dice el psicoanálisis con las afirmaciones, las consignas, los mensajes subliminales, los rasgos característicos de la subjetividad producida por el neoliberalismo:
- El Uno solo: el empresario de sí mismo. El self made man, autogestionado, autoayudado, autocrático, individualista.
- El Otro no existe: eres el único culpable de tu miserable condición y tienes lo que te has ganado. Si no trabajas es porque no quieres y si eres pobre se debe a tu ignorancia. Deudores, lo que el neoliberalismo necesita para seguir produciendo acumulación. Culpables, para ser diagnosticados de depresión y engrosar las arcas de la industria farmacéutica (en España se ha triplicado la venta de antidepresivos en los últimos 10 años).
El riesgo
Una cuestión común en películas de zombis o virus que poco a poco se van apoderando de la población mutándola, es que hay quienes, por diversos motivos, se mantienen a salvo y ayudan a la población a enfrentarse a la catástrofe. El momento verdaderamente terrorífico de esas películas es aquel en que el espectador empieza a sospechar que esos mismos supuestos antídotos, han sido también infectados.
Mutatis mutandi, la máquina neoliberal de colonización de subjetividades, en su intento de mutación del alma (Margaret Tatcher, dixit), ha producido la convicción de que no hay nada de Otro sino cada Uno, solo: ni el mercado, ni las multinacionales con sus mass media adoctrinadores, ni los gobiernos gerentes a su servicio. Y la sentencia lacaniana “De nuestra posición de sujeto somos siempre responsables”17 ha mutado en: ‘eres el solo y único culpable de lo que te ocurre’. De forma que la inexistencia del Otro y el Uno solo, corren el riesgo de ser puestos al servicio del Mercado, logrando uno de los objetivos fundamentales: la despolitización del sujeto. Y como en aquellas películas, los que se suponen implicados por un discurso, el analítico, como instrumento inédito capaz de contribuir en la tarea de emancipación de las servidumbres voluntarias a las que –vía el superyó– ese Otro del mercado lo está instando en gozar de someterse, empiezan a ser sospechosos de estar también contaminados.
Ante estas confusiones, es preciso distinguir la soledad estructural18 de la soledad: común19, retornando a buscar en Lacan y otras disciplinas, ese ‘algo más del Uno solo’ que hay, sin el cual ni siquiera él habría. Si estamos de acuerdo con Lacan en que la Escuela de psicoanálisis debe ser un ‘campo de operaciones contra el malestar en la cultura’ y con que ese malestar hoy se llama neoliberalismo, entre sus operaciones son imprescindibles aquellas que eviten caer en estas confusiones que pueden llevar a hacernos aliados de ese mismo malestar.
Juan Carlos Tazedjian es psicoanalista, reside en Valencia.
Miembro de la ELP y AMP. Psicólogo clínico en la Unidad de Psiquiatría del Hospital Universitario Casa de Salud.
Notas bibliográficas:
1 Lacan, J., “Proposición del 9 de Octubre”, Otros Escritos. Paidós, Buenos Aires, 2012. p.268.
2 Alemán, J., Para una izquierda lacaniana. Grama, Buenos Aires, 2009, p. 84 y 85.
3 Ibíd., p. 86.
4 Alemán, J., Horizontes neoliberales en la subjetividad, p. 49 a 52.
5 Miller, J.-A., El Otro que no existe y sus comités de ética, Paidós, Buenos Aires, 2005.
6 Lacan, J., “Función y campo de la palabra y en lenguaje en psicoanálisis”, En Escritos I, Siglo XXI, Buenos Aires, 1975, p. 309.
7 Alemán, J., Soledad: Común. Políticas en Lacan, Ed. Capital Intelectual, Buenos Aires, 2012, p. 27.
8 Teixidó, A., El Otro ¿existe o no existe? Reflexiones acerca del Otro que no existe y el Otro que no se encarna. Inédito. https://www.cdcelp.org/docs/Otroexistenoexiste.pdf.
9 Miller, J.-A., Curso de la Orientación Lacaniana 2011/12, publicado íntegramente en la revista Freudiana, números 61 a 79.
10 Alemán, J., y Larriera, S., Existencia y Sujeto, Miguel Gómez Editores, Málaga, 2006.
11 Alemán, J., y Larriera, S., Lógica Lacaniana, en Para una Izquierda Lacaniana, p.65 a 79.
12 Levinas, E., Alteridad y trascendencia, Arena Libros, Madrid, 2014.
13 Miller, J.-A., El Otro que no existe y sus comités de Ética, Paidós, Buenos Aires, p.77.
14 Teixidó, A. op. cit.
15 Miller, J.-A., “Introducción del ser y la existencia”, en Freudiana 76.
16 Ibíd., p.14.
17 Lacan, J., La ciencia y la verdad, Escritos 2, Ed. Siglo XXI, p. 837.
18 Lacan, J., El Seminario, Libro 20, Aún, Paidós, Buenos Aires, 1981, p. 145.
19 Alemán, J., Lacan y el Capitalismo. Introducción a la Soledad: Común, Editorial Universidad de Granada, Granada, 2018.