Dedicado a Germán García
“Porque dejarse conducir así por la letra de Freud hasta
el relámpago que ella necesita, sin darle cita de antemano,
no retroceder ante el residuo, recobrado al final, de su punto
de partida de enigma, e incluso de no considerarse satisfecho
al término de la trayectoria del asombro por el cual se entró, …”
Jacques Lacan, De un designio.
“Freud hace acontecer la lengua”. Bajo esta consigna, Graciela Musachi inició el Curso 2019 en el Centro Descartes, Lacan-Freud, idas y vueltas. El lenguaje del psicoanálisis, entre evidencia y contradicción.
Las clases de Musachi llevan por título Equivocación-Freud, equivocación Lacan. Con la publicación de El chiste y su relación con lo inconsciente (1905), Freud hace acontecer la lengua, la hace hablar. Los otros textos que se toman como referencia son El sentido antitético de las palabras primitivas (1910) y Psicoterapia, tratamiento por el espíritu (1905), que constituyen la base textual para el inicio de un periplo por las referencias de un libro luminoso de Guillermo Koop, El psicoanálisis y las teorías del lenguaje (1988)1, con textos de Karl Abel, Wilhelm von Humboldt y Hans Sperber, traducidos por el compilador, autores que dan cuenta de diversos modos de considerar el lenguaje.
El libro de G. L. Koop contiene un prólogo (¿Por qué lingüistería?), escandido en tres apartados. El primero —y al mismo nos cernimos— despliega la pregunta por la traducción y por su estatuto de operación, como la lectura. Señala el esfuerzo de Lacan por traducir la letra de Freud, advertido de las dificultades del pasaje de sentido implícito en toda traducción y no sólo eso. Lacan lleva a cabo esa labor con sumo rigor. El punto de partida y el punto de mira siempre es el texto freudiano.
Esta aproximación lacaniana remite al modo en que el lenguaje es tomado en el psicoanálisis. Koop señala que se trata de una cuestión limítrofe, el planteo de cómo debe interesarse el psicoanalista por el lenguaje.
Los textos que Koop compila en este libro (todos autores de lengua alemana), representan interrogaciones muy precisas a la cuestión del lenguaje, de los modos en que las diversas teorías lo abordan y más allá de la indudable calidad de las traducciones y sus comentarios.
Lacan se interrogaba qué es la lectura en el Seminario, Las Psicosis. También en Función y campo de la palabra y el lenguaje en psicoanálisis y en La instancia de la letra, la pregunta es por el lenguaje y por el modo en que el psicoanalista lo aborda en su praxis. Freud, inicia, da comienzo, inaugura una dimensión diversa a la del lingüista: la operación de Freud no queda reducida al “gesto saussuriano”, como dice Masotta. Se trata de una lectura sobre los efectos del uso de las palabras, mecanismos que Freud descubre en El chiste y relación con lo inconsciente, texto que Musachi señala como el que “hace acontecer la lengua”. Freud hace acontecer la lengua en ese texto, iniciando algo nuevo, que excede la cristalización del sentido que rebalsa las consideraciones de “cierta lingüistica”. La lengua alemana, sabemos, es tierra fértil para este tipo de operaciones. La partícula ver aparece en varios de los términos freudianos que cita Koop: verwendet, Verdichtung, Verneinung, vertraute, etc., marca de aquello que desvía, marca de de eso Freud llamaba Vergreifen y Lacanméprise, ocasión para hacer acontecer la lengua a modo del inconsciente. Sobre este detalle esencial llamaba la atención G. Musachi en su última clase.
Koop cita a Oscar Masotta: “No quisiera dar lugar a una polémica. Pero debo decir que no estoy de acuerdo con la proposición de Octave (Mannoni) de que en tiempos de Freud la lingüística no existía. Tampoco con la oposición de lingüística y filología. Yo diría por lo mimo que la formación de Freud era altamente lingüística puesto que era filológica. Creo que Octave, en la línea de las afirmaciones de Lacan, reduce la lingüística al gesto saussuriano. (…) No conozco demasiado sobre los texto de filología que Freud frecuentaba, pero me imagino que deberían estar plagados de lingüística presaussuriana”2.
El programa de Lacan que ordena estas consideraciones es expuesto en la poubellication del Nº 1 de La Psychoanalyse I, incluyendo en una inédita vecindad:
- El comentario que Lacan solicitó a Jean Hyppolite de la Verneinungde
- El texto de Benveniste sobre el trabajo de Freud Sobre el sentido antitético de las palabras primitivas.
- La traducción de Lacan en colaboración con Granoff del texto Logos de Martín Heidegger.
¿Por qué Logos? En ese texto el filósofo alemán traduce de un modo que a Lacan llama la atención del Fragmento 50 de Heráclito. Con numerosas resonancias propias del pase de sentido del griego al alemán, procedimiento similar al empeñoso esfuerzo de traducción de Lacan del aforismo freudiano Wo es war, sollichwerden, destacando la poeticidad (Dichtung) propia de la condensación en juego en la lengua (Verdichtung).
Este interés de Lacan por la tradición filosófica que lo hacen incursionar en San Agustín y su De Magistro y el Cratilo de Platón, conforman un programa que recorrerá su enseñanza y su doctrina del significante.
Cito un pasaje de “Los banqueros de la lengua”, un artículo de Germán García: “En última instancia, desde que las palabras y las cosas se separaron –porque ya no hay mensajes de los dioses según el Cratilo– hay que buscar legisladores que digan qué palabra se corresponde con qué acontecimiento de la ciudad, con qué objeto determinado. La relación entre el referente y el objeto ya no es unívoca. Hablar, decía Lenin, ya que estamos en esto, es hacer propaganda. Entonces charlar, escribir, discutir, publicar es querer articular la acción previa a un significante sobre los efectos negativos o positivos que tienen sobre nosotros los significados correspondientes, es decir, las pasiones que esos significados despiertan en los cuerpos y/o en la ciudad”3.
Para concluir, demás está decir, a mi gusto, que el libro de Guillermo L. Koop es una herramienta útil y valiosa para considerar este tratamiento singular de la lengua en nuestro campo. El acontecimiento Freud agujerea la trama de la tradición. Una vez que las palabras se separaron de las cosas, leer, traducir, escribir y escuchar, todas esas prácticas sobre el cuerpo de la lengua, se realizan de otro modo, freudianamente hablando. Porque de otro modo, ¿cómo considerar una praxis que encuentra fecunda la equivocación, la Vergreifen freudiana y la méprise de Lacan? Debemos a Freud ese desvío.
Julio Riveros es psicoanalista, reside en Buenos Aires.
*Texto publicado en Breves, Centro Descartes, Nro 20 – 2019
Notas:
1 Koop, Guillermo L., El psicoanálisis y las teorías del lenguaje, Catálogos Editora, Buenos Aires, 1988.
2 Masotta, Oscar, fragmento citado por G. L. Koop en op. cit., p. 152.
3 García, Germán, “Los banqueros de la lengua”, Palabras de presentación de la Revista Descartes N° 21, en un Coloquio, en la Fundación René Descartes-Bs. As., julio 2011. Versión electrónica en Revista La libertad de pluma, http://lalibertaddepluma.com/german-garcia/