Con el fin de actualizar el concepto de guerra contra las mujeres1, ya anunciado por distintas autoras que integran el movimiento feminista contemporáneo, y demostrar hasta qué punto las violencias machistas que se materializan en el cuerpo de las mujeres están intrínsecamente ligadas a las violencias políticas, económicas, laborales, institucionales, etc., se propone dilucidar la guerra como actual y constante, también como forma de acumulación de capital.
Para eso, buscamos entender los cuerpos de las mujeres y los cuerpos feminizados como una extensión del territorio y, por lo tanto, de la conquista. Estos cuerpos han sido vistos como aquellos cuya existencia ocurre única y exclusivamente bajo la custodia del hombre, sean padres, esposos, hermanos e hijos. También es importante resaltar la importancia de referirse a la guerra en un sentido amplio que engloba no sólo una operación contra los cuerpos femeninos y feminizados, sino también contra los cuerpos marcados por la raza, la clase y por aquellos considerados disidentes a las normas binarias de género que, en consecuencia, reclaman una lectura interseccional de la vulnerabilidad.
También es imprescindible entender la guerra como clave2 y cómo ella sigue siendo parte de un proyecto actual, que requiere el fortalecimiento institucional para continuar e intensificar el control y la respuesta punitiva. El neoliberalismo produce, en palabras de Dardot y Laval3, “ciertos tipos de relaciones sociales, ciertas formas de vivir, ciertas subjetividades” y es en el núcleo de esta racionalidad que se construyen nuevas “formas de existencia”4.
La idea de guerra se actualiza, presentándose hoy de múltiples formas, sobre todo en los cuerpos de nosotras mujeres5, negras, indígenas, campesinas, lesbianas, bisexuales, transexuales, travestis, trabajadoras. Ella no se materializa sólo en la violencia física, psicológica y patrimonial, sino que se extiende también a las múltiples formas de precariedad de vida que envuelven el actual arreglo socioeconómico que nos rige.
Aunque es importante señalar en qué consiste este proyecto neoliberal actual, no es nuestro objetivo profundizar en el tema, sino dilucidar conceptos para su mejor comprensión. Mucho se ha dicho sobre el neoliberalismo a partir de discusiones históricas, sociológicas y filosóficas en Brasil y en el mundo. El término ha cobrado importancia en las últimas décadas, especialmente en el intento de comprender acerca de una racionalidad política6.
Es en esta matriz económica que actualmente se asientan todas las esferas de la vida, delimitadas también por un poder que se extiende. Michel Foucault7, en 1979, imparte en el Collège de France, un curso lleno de innovaciones y directrices sobre una inmersión profunda que el mundo estaba a punto de dar, en la que la sociedad neoliberal empieza a producir otras subjetividades, sometidas a la competencia del mercado y, por lo tanto, empresariales. Algunas de estas nuevas fases del capitalismo, escribe Wendy Brown8, son:
– El ascenso de la “gobernanza”, la unión de léxicos políticos y empresariales, a través de los cuales se difunde la razón neoliberal; la antipatía de la gobernanza por la política; y la sustitución de las normas de derecho por instrumentos de gobernanza como benchmarks, guidelines, gestión especializada y mejores prácticas.
– La transformación de la acción y los actores económicos por la gobernanza, de tal forma que el trabajo en equipo [teamwork], la responsabilización y el consenso de los participantes [stakebolders] reemplacen el interés individual; el cambio, en definitiva, de un discurso neoliberal de sujetos libres a un discurso más explícito sobre sujetos gobernados, “responsabilizados” y gestionables.
– La forma en que la gobernanza integra la autoinversión y el capital humano responsabilizado en el proyecto de una economía en crecimiento, mitigando luego la importancia de los «intereses» y la libertad individuales.
– La forma en que estas características de la gobernanza y del capital humano generan un ciudadano, que es, al mismo tiempo, integrado e identificado con el proyecto de salud económica de una nación, un ciudadano que legítimamente puede ser reemplazado o sacrificado cuando sea necesario, especialmente en el contexto de políticas de austeridad.
El neoliberalismo abarca los fundamentos de la democracia liberal y deposita todas sus bases en discursos orientados, como en palabras de Brown, “sobre los principios de constitucionalidad, igualdad ante la ley, libertades políticas y civiles, autonomía política y universalismo en la dirección de los criterios del mercado”: razones de costo-beneficio, eficiencia, rentabilidad y eficacia”. Es, por lo tanto, en este sentido, que falsamente se nos hace creer que tenemos, de alguna manera, soberanía, cuando en realidad sólo somos manejados por un “operador de gestión empresarial”, a las sombras del Estado9.
El neoliberalismo y la racionalidad neoliberal afectan de manera diferente a hombres y mujeres, de modo que hay un punto delicado que merece ser resaltado en esta gobernabilidad: el trabajo femenino no remunerado, ubicado en el ámbito doméstico, así como la necesaria inserción del trabajo femenino en el mercado de una manera precaria, informal. Es, desde este nuevo marco político y económico, que se buscan conectar las violencias y traer la idea de que el aumento de estas opresiones en el ámbito doméstico está interconectado con las opresiones en el ámbito externo.
La inclusión de la fuerza laboral femenina en doble o triple turno, por ejemplo, es indispensable para que la rueda socialmente armónica siga girando. Las mujeres y los cuerpos feminizados cargan sobre sus espaldas el trabajo doméstico no remunerado, que es históricamente asociado a un trabajo realizado por amor10 y, como si no fuera suficiente para jugar un papel significativo en la acumulación de capital en este sentido, sigue estando sometida al mercado de trabajo más allá de sus hogares.
La figura del hombre-proveedor, de aquel que lleva consigo la figura del sostén, se traduce especialmente en lo que se determina como doméstico. Y las discusiones sobre el trabajo reproductivo de la vida, el estatus político que se le debe dar al cuidado, son cuestiones que también son esclarecedoras para comprender el actual escenario de guerra que implosiona los hogares, provocado por el neoliberalismo. Es principalmente en este espacio ‒en las casas, en los hogares, en el ámbito doméstico‒ donde se arraigan las dinámicas de violencia, opresión y explotación. Las casas, que son lugares aparentemente pacíficos, son los primeros campos de batalla de esta guerra.
Con la necesidad de ampliación de la inserción de las mujeres blancas11 como mano de obra en la búsqueda del desarrollo, formalmente bajo la premisa de inclusión e igualdad entre hombres y mujeres, surgen nuevas problemáticas en esta dinámica interna. En Brasil, esta dinámica aparece al hacer sus contornos con la elucidación del feminismo institucional12 y que hoy se confunde y perpetúa a través del feminismo liberal, resumiendo la solución de sus problemas a la igualdad formal de hombres y mujeres en el texto constitucional, después de un largo período marcado por una Dictadura Cívico-Militar y, a partir de ahí, tiende a resumir la producción de leyes y la respuesta del poder punitivo a las violencias puntuales13.
El ascenso e intensificación de la razón neoliberal14 opera con el fin de hacer más intensas algunas cuestiones que se reflejan en la vida de las mujeres, pero es en la lucha feminista donde se encuentra un movimiento de resistencia a este sistema.
El desempleo desenfrenado, la precarización de la vida que afecta a hombres y mujeres, la falsa idea de autonomía y libertad y, hoy, la percepción del salario como privilegio en un mundo marcado por las economías ilegales e informales15, también acaban, en cierto modo, reproduciéndose frente a las estructuras de poder que marcan el entorno doméstico.
Es en este sentido que podemos hacer una conexión entre la violencia económico-financiera y el aumento de mujeres en situación de violencia al interior de sus hogares, reforzada por esta dinámica patriarcal, que es también política, económica, histórica, colonial. Lo que emana de los hogares, sin duda, se extiende como modos de opresión vividos al exterior y viceversa.
Como demostró previamente Rosa Luxemburgo, citada por Verónica Gago, “la guerra es históricamente un momento estratégico de acumulación de capital”16. Hoy el movimiento feminista permite “un marco para entender cómo el neoliberalismo produce violencia contra las mujeres y los cuerpos feminizados y, por lo tanto, esta guerra es posible de ser politizada y confrontada”. Para que se pueda entender cómo es actualmente la guerra contra las mujeres, y la forma en que se materializa, es importante tejer algunos caminos.
Gago17 elucida:
Michel Foucault (1976-1992) propuso la guerra como principio de análisis de las relaciones de poder y, más precisamente, el modelo de guerra y lucha como principio de inteligibilidad y análisis del poder político. También argumentó por la existencia de una guerra permanente, como sonido y filigrana, detrás de cada orden. De modo que la guerra sería “el punto de máxima tensión de las relaciones de fuerza”, e incluso una trama “de cuerpos, casos y pasiones”: un verdadero arreglo sobre el cual se construye una “racionalidad” que desea apaciguar la guerra.
Silvia Federici (2011) habla de “un estado de guerra permanente contra las mujeres”, donde el dominador común es la desvalorización de la vida y del trabajo que impulsa la globalización contemporánea. (Traducción libre).
La guerra que se desarrolla en el ámbito doméstico se actualiza hoy como indicio de todas las cadenas de explotación y humillaciones a las que están sometidas todas las formas de vida en todos los territorios posibles de existencia. Para ello, es innegable que las mujeres deben acabar con la idea de que la violencia doméstica ocurre en el ámbito privado, como si fueran casos aislados y catalogados como íntimos18.
Lo que se busca como respuesta a estas dinámicas de violencia y opresión es que la reducción de la violencia doméstica como un gueto de género19 sea evitada, determinando y reduciendo estas cuestiones a respuestas simplistas solucionadas a fin de formar igualmente “guetos”: una nueva secretaría (de Estado), una nueva sección (sindical) o un nuevo programa (de salud)20.
Se trata entonces de asumir que la lucha contra la violencia se muestra ineficaz en la forma en que se hace hoy, porque está enmascarada por la idea simplista y reactiva basada en formas punitivas. La garantía de los derechos, la justicia y la seguridad no está directamente ligada a la cantidad de textos legales disponibles, ni a respuestas meramente burocráticas y/o carcelarias para regular la convivencia social, ya que éstos también son mecanismos opresivos y productores de odio, violencia y segregación.
Laura Almeida Alagia es Licenciada en Derecho por la Pontifícia Universidade Católica do Rio Grande do Sul, integrante de la Laboratoria: espacios de investigación feminista y productora editorial de la Editora Criação. E-mail: lauraalagiaa@gmail.com
Fernanda Martins es Doctora en Ciencias Penales por la PUCRS, Magíster en Teoría, Filosofía e Historia del Derecho por el PPGD/UFSC, profesora de la Maestría en Derechos Humanos – UniRitter, integrante de Laboratoria: espacios de investigación feminista y directora de la plataforma de asesoría e internacionalización académica Terceiro Andar . Correo electrónico: fernanda.ma@gmail.com
Notas:
1 SEGATO, Rita Laura. La guerra contra las mujeres. Madrid: Traficantes de Sueños, 2017.
2 GAGO, Verónica. La potencia feminista. O el deseo de cambiarlo todo. Buenos Aires: Ed. Tinta Limón, 2019. p. 64-65.
3 DARDOT, Pierre; LAVAL, Christian. A nova razão do mundo: ensaio sobre a sociedade neoliberal. São Paulo: Boitempo, 2016. p. 16
4 DARDOT, Pierre; LAVAL, Christian. A nova razão do mundo: ensaio sobre a sociedade neoliberal. São Paulo: Boitempo, 2016. p. 16
5 Al escribir “nosotras mujeres”, se utiliza el texto lanzado el 8 de enero de 2018 por el colectivo feminista argentino Ni Una Menos, como referencia al 8M, Paro Internacional de Mujeres del mismo año: “Cuando decimos #NosotrasParamos, nos inventamos un “nosotras” que aloja mujeres, lesbianas, travestis, trans y todas las identidades disidentes del cis-hetero-patriarcado. Decimos Desfile Internacional porque esta es la herramienta que nos permite visualizar, denunciar y enfrentar la violencia contra nosotras, que no se reduce a un asunto privado o doméstico, sino que se manifiesta como violencia económica, social y política, como formas de explotación y desapropiación que crecen diariamente (desde las dimisiones a la militarización de territorios, desde los conflictos neoextractivistas al aumento del costo de los alimentos, desde la criminalización de la protesta a la criminalización de la migración, etc.).” NI UNA MENOS. 2 meses para el #8M: El tiempo de la rebeldía. manifiesta 08/01/2018. Disponible:http://niunamenos.org.ar/destacada-home/2-meses-para-el-8m-el-tiempo-de-la-rebelion/.
6 BROWN, Wendy. Hoje em dia, somos todos democratas. Sapere Aude, v. 9 n. 17 (2018): Dossiê: Democracia em crise, p. 294.
7 FOUCAULT, Michel. Nascimento da biopolítica: curso dado no Collége de France (1978-1979). São Paulo: Martins Fontes, 2008.
8 BROWN, Wendy. Undoing the demos: neoliberalism’s stealth revolution. Cambridge, MA: Zone Books, 2017. p. 71-72.9
9 Ibidem.
10 FEDERICI, Silvia. O ponto zero da revolução. Trabalho doméstico, reprodução e uma luta feminista. São Paulo: Ed. Elefante, 2019. p. 40-41.
11 Parece necesario decir que se trata de una ampliación de esta inserción, dado que las mujeres negras estaban en el mercado de trabajo mucho antes de los debates liberales sobre el trabajo productivo y reproductivo y la equidad profesional entre hombres y mujeres. La explotación de cuerpos feminizados y racializados marca la semántica misma del trabajo y esto es indispensable para el mantenimiento de jerarquías y estratificaciones que redundan propiamente en la distribución desigual de la violencia.
12 CARNEIRO, Sueli. Mulheres em movimento. In: Estudos Avançados, vol.17 no.49 São Paulo Sept./Dec, 2003.
13 MARTINS, Fernanda. Feminismos criminológicos: heterot[r]opias da abolição. Tese (Doutorado em Ciências Criminais) – Pontifícia Universidade Católica do Rio Grande do Sul. Programa de Pós-Graduação em Direito, 2019.
14 GAGO, Verónica. A razão neoliberal. Economias barrocas e pragmática popular. São Paulo: Editora Elefante, 2018. p. 12.
15 GAGO, Verónica. A razão neoliberal.
16 GAGO, Verónica. La potencia feminista. […] p. 84.
17 GAGO, Verónica. La potencia feminista. […] p. 64.
18 GAGO, Verónica. La potencia feminista. […] p. 76. (Tradução livre)
19 GAGO, Verónica. La potencia feminista. […] p. 83.
20 GAGO, Verónica. La potencia feminista. […] p. 83.