Luiz Fernando Carrijo da Cunha – Una incidencia del psicoanálisis en la política

1 – Segregación

Dijo Lacan, en 1967: «Nuestro porvenir de mercados comunes será balanceado por la extensión cada vez más dura de los procesos de segregación»1. Esta parte, extraída de la «Proposición del 9 de octubre de 1967 sobre el psicoanalista de la escuela», ubica muy bien, desde el punto de vista político, los desafíos que el psicoanálisis tendrá en un futuro que, digamos, ya es nuestro presente. Es decir, que la segregación se constituye como uno de los significantes-amos de nuestra época y, según los términos de Lacan, se trata «(…) de la consecuencia del reordenamiento de las agrupaciones sociales por la ciencia, y, principalmente, de la universalización que introduce en ellas»2.

Si el discurso de la ciencia introduce una universalización, deberíamos esperar un cierto «refuerzo» de la excepción paterna, operada por el Edipo freudiano, proporcionando, de esta manera, no una segregación, sino, al contrario, un posicionamiento de la cultura que eleva las identificaciones verticales en perjuicio de las horizontales, tal como Freud postula en su «Psicología de las masas y análisis del yo»3. Sin embargo, si el discurso de la ciencia celebra una universalización –y lo que vemos hoy es la extensión de los procesos de segregación– podríamos, de ese modo, entender que la fuerza del capital se alió con la ciencia, para hacer que el sujeto se convierta en un ‘sujeto del consumo’, como consecuencia de la caída de los semblantes que sostenían, hasta entonces, la identificación vertical. Es decir, el capital y la ciencia sacaron a la luz los semblantes paternos con consecuencias directas en el existir del hombre en el mundo.

Lacan atribuye esa modificación, en la civilización, a lo que él considera como el “ascenso al cenit del objeto a4 y Miller lo retoma, en su texto, “Una fantasía”5, en el cual demuestra, a través de la estructura del lenguaje, la constitución de un discurso nombrado por él “discurso de la hipermodernidad”6. Pues bien, verificamos que, en el discurso de la hipermodernidad, el ‘objeto a‘ viene a desalojar, en el discurso del amo, el lugar antes ocupado, en ese discurso, por el S1. El objeto se ofrece al sujeto como un imperativo de goce superyoico. En esa medida, el consumo gana la escena como síntoma de la civilización. De todos modos, es una posibilidad de gozar, tratada de forma universal, ya que, en un primer vistazo, el goce es para todos. A nuestro parecer, el discurso de la hipermodernidad deriva directamente del discurso capitalista, en el que se verifica una tendencia, un empuje a una coalescencia del sujeto con el objeto, fuente de una ansiogénesis, que podemos constatar en nuestra práctica clínica. La cuestión que se plantea, y que el psicoanálisis saca a la luz, es que el goce, aunque sometido al imperativo categórico, es no-todo pasible de inscripción en el régimen fálico, a través del cual sería posible su normalización. Es decir, a cada uno su resto indivisible. He ahí donde el ‘universal’ de la ciencia tropieza con lo imposible. El discurso de la ciencia tiene en su horizonte el ‘universal’, al mismo tiempo que hace visible el ‘no-todo’ del goce. Por lo tanto, la segregación producida en modos identificatorios horizontales son variantes discursivas derivadas de ese factor. La segregación no es otra cosa que la segregación del goce, a través del discurso de la hipermodernidad, donde lo que nos es común, por la lógica identitaria, es también pasible de constituirse en una comunidad capaz de segregar a la otra. Esto se da tanto en el plano colectivo como en el plano subjetivo. Un sujeto no se reconoce en su propio goce, haciendo que este sea la extrema alteridad para cada uno. Lo que un sujeto no reconoce como suyo se supondrá en el otro, conociendo con ello varios matices, llegando al extremo del odio.

Considerando el fenómeno de la segregación por ese sesgo, el psicoanálisis lo toma como un síntoma de la civilización, ya que responde a la estructura del goce implicado. Por lo tanto, el psicoanálisis sólo puede ir a la política, sostenido en su propia política, a saber, la política del síntoma.

Digamos, entonces, para mejor situarnos en cuanto a lo que nos concierne, desde el punto de vista de la política, que la «evaporación del padre deja una cicatriz7 y que Lacan la sitúa bajo la «rúbrica, el título general de la segregación”8.

 

2 – La inestabilidad del régimen democrático

Resulta que esta lógica incide sobre la inestabilidad del régimen democrático y la vemos suceder en los días de hoy. Si antes la inestabilidad de la democracia podía ser interpretada bajo la óptica de los regímenes autoritarios, de las dictaduras que negaban la ‘voluntad popular’, hoy vemos esta inestabilidad incidir, no como en los regímenes autoritarios de otrora, sino como la polarización en torno al capital. Por lo tanto, la ‘voluntad popular’ también está regulada por el avance del capital. Hay una mayoría que elige estar bajo el régimen del capital y no sólo poder servirse de él. El resultado es lo que podemos calificar como una ‘falsa democracia’, ya que se instala fuera de sus padrones, en que la cuestión del ‘derecho’ es preservada en su principio. Surge, por lo tanto, una nueva modalidad de autoritarismo, en la cual la ‘voluntad popular’ está incluida. Podemos ubicar ahí el ‘caballo de Troya’, cuyas consecuencias pueden ser bastante perjudiciales para toda una generación. Este es un proceso que responde explícitamente a la misma lógica identitaria que sostiene la segregación. El «universal» de la democracia está sucumbiendo a la política identitaria, sea de izquierda o de derecha. Ahora bien, la incidencia del psicoanálisis, ahí, sólo puede tener validez a partir de los mismos principios que ya subrayamos, o sea, a partir de lo que lo orienta como una política del síntoma. Si la «(…) cicatriz de la evaporación del padre”9 trae como consecuencia una «(…) multiplicación de barreras”10 en cuya base está el fenómeno de la segregación, producido como ‘síntoma’ por lo real de esta cicatriz, cabe, entonces, llevar el psicoanálisis hasta la política por la eficacia de su discurso. Un discurso que no tiene como principio la identificación, tampoco el ‘universalismo’ que el discurso de la ciencia deja entrever.

La creación de ‘Zadig’, por Miller, que implica ante todo ‘cero abyección’, da lugar a la demostración de esa eficacia, en la medida en que no hay soluciones a priori, por lo tanto, nada de política identitaria o partidaria, sino la producción de un debate, donde lo que está en juego en nuestra civilización y lo que reproduce su malestar es ‘un goce’ imposible de ser contabilizado o normatizado por cualquier incidencia discursiva.

Algo fracasa en la civilización, y si el psicoanálisis, desde su creación por Freud, pudo situarlo, deberíamos también situarlo, en nuestro tiempo, con nuestros principios de funcionamiento. El deseo de no identitarismo, así como el deseo de democracia, aunque en su base esté la inestabilidad, puede guiarnos en esa jornada de ‘cero abyección’, no sólo para que continuemos vivos, sino para que sigamos vivos con la dignidad de sujetos, en sus multiplicidades de goce.

 

Luiz Fernando Carrijo da Cunha es psicoanalista, reside en San Pablo.

Formación en medicina. Miembro AME de la Escuela Brasileña de Psicoanálisis – EBP-AMP. AE (2014-2017).

 

Traducción: Ana Paula Britto

 

Notas:

1 Lacan, J., Outros Escritos, Jorge Zahar Editora, Rio de Janeiro, 2003, p. 263, 5º parágrafo.

2 Ibíd., p. 263, 4º parágrafo.

3 Freud, S., “Psicologia de grupo e análise do eu”, Obras Psicológicas Completas,  Vol XVIII, Editora Imago, Rio de Janeiro, 1976, p. 89 e seguintes.

4 Lacan, J.,  Outros Escritos, Jorge Zahar Editora, Rio de Janeiro, 2003, p. 411, 8º parágrafo.

5 Miller, J-A., “ Uma fantasia” in Opção Lacaniana, Revista Brasileira Internacional de Psicanálise, Fevereiro de 2005, número 42, Edições Eolia.

6 Lacan, J., “ Nota sobre o pai” in Opção Lacaniana, Revista Brasileira Internacional de Psicanálise, Novembro de 2015, número 71, Edições Eolia.

7 Ibíd.

8 Ibíd.

9 Ibíd.

10 Ibíd.

 

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