Marie-Hélène Brousse – El Uno y lo Múltiple. Woke o el racismo en tiempos del Múltiple-sin-el-Uno

Creo sin embargo que es inoperante plantear que no hay razas.
Para que no haya razas, para que se pueda decir nosotros los hombres,
haría falta que hubiera el Otro del hombre. Se necesitarían
seres hablantes de otro planeta para que podamos por fin decir
nosotros los hombres…
Luego hay razas que no son físicas, y hay razas que
responden a la definición que da Jacques Lacan,
para quien una raza se constituye por el modo en que se transmiten
por el orden de un discurso los lugares simbólicos. […]
Las razas son efectos de discurso… el uso del goce en el orden
de un discurso es lo que marca las diferencias.
Jacques-Alain Miller

Este pequeño texto se me impuso lentamente. Siempre es así. Impresiones dispersas producidas por la cacofonía de los discursos ambientes, la insistencia de ciertas afirmaciones, la repetición de las tomas de posición que parecen surgidas de individuos que se creen autónomos, vienen a constituir una suerte de sinfonía de significantes que hace a la época y que nos recubre como una ola, incluso nos sumerge. El detonante, en este caso preciso, fue el significante venido de Estados Unidos y que se expandió como una orden: woke1; estandarte del pensamiento identitario.

Recientemente algunas voces se hicieron oír en el mundo para denunciar este pensamiento comunitarista identitario. Asra Nomani, ensayista y autora, anteriormente profesora de la universidad de Georgetown, publicó un artículo retomado por Charlie Hebdo2. Alain Mabanckou, escritor y profesor de la universidad de Los Ángeles, también se posicionó afirmando contra el pensamiento woke que «No se puede luchar contra la exclusión reinventando nuevas formas de marginalizaciones»3 –intervino recientemente en el Colegio de Francia sobre esta posición.

Por las coordenadas históricas de mi nacimiento, la noción de raza me es extranjera. Peor, me es mortal. Ir a Estados Unidos y deber llenar un cuestionario sobre la raza a la que pertenecía fue una sorpresa, una mala sorpresa. Respondí tildando todas las casillas. Posteriormente, la discusión con universitarios franceses trabajando sobre las deportaciones de trabajadores operadas por las autoridades francesas me confirmó que ellas también, comprometidas en un trabajo muy político, se negaban a utilizar esta noción, surgida con el desarrollo de lo que devendría el capitalismo. Lacan, evocando la oposición entre proletariado y gran burguesía en 1969, libra este «pequeño recuerdo»: «Aquella encantadora me decía – Yo, soy de pura raza proletariana»4.

Resulta que el psicoanálisis es mi brújula y que paso mi vida escuchando lo que nombraré aquí «las palabras analizantes». La identidad en psicoanálisis se caracteriza por la división, la barra: $ sujeto barrado, / A, Otro barrado. Dicho de otra manera, lo que me escapa, me vuelve a modo de sorpresa en las diferentes formas de interpretación que produce el inconsciente. Pero « identitario » hace oír –pienso que lo pueden oír también– el imperativo verbo «callar»5. Justamente, no callarse, escuchar más bien lo que se esclarece aquí, afrontando el ego y el superyó.

 

Política de orientación lacaniana

En 1972, en el Seminario… o peor, Lacan dice: «Dado que de todas formas no hay que pintarles el futuro color de rosa, sepan que lo que llega, que aún no hemos visto hasta las últimas consecuencias, y que se arraiga en el cuerpo, en la fraternidad del cuerpo, es el racismo. Aún no han terminado de oír hablar de esto»6. En 1974, en Televisión, en respuesta a una pregunta de Jacques-Alain Miller sobre su «seguridad al profetizar el ascenso del racismo», él dice: «Porque no me parece divertido, y que sin embargo es cierto. En el desvarío de nuestro goce, sólo existe el Otro para situarlo, pero sólo en tanto que estamos separados. De ahí las fantasías, inéditas cuando no nos mezclamos. Lo que no se podría es abandonar a ese Otro a su modo de goce, sino a condición de no imponerle el nuestro, de no tenerlo por un subdesarrollado. Agregándose a eso la precariedad de nuestro modo, que desde ahora no se ubica más que del plus-de-gozar, el que no se enuncia de otra manera, ¿cómo esperar que se prolongue la humanitería obligada de que se visten nuestras exacciones?»7. Retengamos en primer lugar esta fórmula: «cuando no nos mezclamos».

Justamente hoy en día, y de manera inédita hasta entonces, nos metemos con eso; migraciones, ir y venir, dan vuelta todo el planeta Tierra. Si es justo decir que el intercambio y el préstamo fueron desde siempre las reglas del funcionamiento de las transformaciones del lazo social, sus amplitudes en el espacio y su rapidez en el tiempo son factores desconocidos hasta el momento. Yo destacaría también el vuelco que opera Lacan sobre el colonialismo. El humanitarismo como velo ocultando la exacción, el vuelo, para el caso. Este desvelo que opera Lacan debe volvernos algo reservados sobre todas las acciones llamadas humanitarias, ya que uno no va sin el otro. Pensemos en la genial película de Francis Ford Coppola, Apocalypse Now.

Nuevas formas de racismo están inventándose hoy en día, sin por ello reemplazar al racismo en sus formas ancestrales. Ellas se arraigan en el ascenso de una fraternidad de los cuerpos. Este ascenso es correlativo a la caída del Padre y entonces del Nombre. El hermano reemplaza al Padre. El cuerpo reemplaza el Nombre. J.-A. Miller enuncia esta cambio inventando los conceptos de «inconsciente real» y de «cuerpo hablante » Por otra parte, en función del alojamiento de nuestros goces en objetos producidos por este Otro de la economía capitalista que no es más el Otro definido a partir del Nombre y del no, esos objetos, lathouses, en sobreproducción, nos sobrecargan, enloqueciendo a los objetos causa del deseo, de manera que el fantasma, desde donde operaban, atraviesa la barrera que separaba la realidad cotidiana –digamos los delirios de cada uno– de lo real.

El psicoanálisis tal como lo practicaba Lacan le permitía prever el futuro. Este término me parece más justo que el de profecía. Se trata efectivamente de una previsión hecha posible por una disciplina científica.

Lo que estoy afirmando aquí es un poco provocador. Pero lo tomo prestado de J.-A. Miller que comienza su curso de 1985-1986 llamado Extimidad8 haciendo resonar, a propósito del psicoanálisis, la siguiente frase de Fabrice Del Dongo en la Cartuja de Parma: «¿Habría algo de real en esta ciencia?» Las sesiones del 13 de noviembre al 18 de diciembre de 1985 comportan efectivamente largos desarrollos sobre el racismo y también sobre el sexismo, J.-A. Miller habiendo en este período tomado la palabra en SOS Racismo. La respuesta es entonces sí.

Sí, el psicoanálisis es una ciencia que logra tocar algo de lo real. J.-A. Miller muestra entonces que lo éxtimo nombra lo que, en el corazón de lo más íntimo de sí mismo, queda perfectamente inalcanzable para el sujeto hablante. La extimidad así definida abre una vía que le permite retomar de manera inédita el racismo.

El trabajo en la orientación lacaniana sobre el racismo no se termina en estos textos. Eric Laurent publica el 25 de enero de 20149 un artículo fundamental en el cual explica la lógica que opera en el racismo, arrancándolo así a su reducción al afecto de la ira del otro, siempre invocada, jamás demostrada, y seguramente teniendo como efecto el de reducir lo que es un mecanismo lógico a la dimensión de lo patético. El recurrir a la ira es siempre seductor, nunca falso, pero totalmente no pertinente en lo que concierne al racismo.

 

Una mutación en la subjetividad de la época

Partiendo de estos recordatorios, me parece sin embargo que asistimos hoy en día, en el 2021, en todos los ámbitos, por ejemplo con el movimiento woke en el campo de lo político, pero también con debates sobre el género y más recientemente las aspiraciones trans, a una mutación fundamental que toca al anudamiento de tres dimensiones de lo real, lo simbólico y lo imaginario, RSI. Esta mutación del anudamiento produce efectos manifestándose en todos los usos de los discursos y de las prácticas. Recordemos la formulación de Lacan: «El inconsciente, es la política»10.

Me propongo entonces operar un aggiornamento del concepto de racismo a partir de los datos que venimos de ver aparecer muy recientemente. Estos nuevos datos están íntimamente ligados al ascenso de los comunitaristas. Reinan hoy en día por todos lados sobre lo que nosotros llamamos el lazo social propio de los cuerpos hablantes. Entonces, muy recientemente, J.-A. Miller tomó la iniciativa de conversar con Eric Marty11 tras la publicación de su obra sobre Judith Butler, célebre por su capacidad de nutrirse de lo que resuena de las opiniones dominantes en los Estados Unidos. Esta obra pone al día los postulados de este abordaje. Un coloquio en la universidad de Paris 8, algunos textos publicados en nuestras revistas, así como un evento organizado por Hervé Castanet en Marsella, nos habían permitido constatar desde fines de los años 2010, la conjunción entre el desarrollo de los comunitarismos y el ascenso en potencia de los abordajes del sexo por el género. En estos dos movimientos, se imponía una misma lógica asociando paradójicamente el rasgo identitario al rasgo individualista. Esta lógica opera también en el movimiento trans, que liga el sexo al órgano, pero también hace avanzar conjuntamente el organismo y el género. Todos estos abordajes contemporáneos esquivan los modos de gozar de los cuerpos hablantes. Separan los dos términos: el cuerpo, de un lado; la palabra, por el otro. ¿Qué relación se perfila hoy en día entre el comunitarismo generalizado y la multiplicación, incluso institucionalización de las formas de racismos que se perfilan hoy en día por el reemplazo del Padre por los hermanos?

Esta nueva relación se debe a varios factores, el primero es la evaporación del Nombre, consecuente al desmoronamiento del lugar del padre simbólico que hasta entonces era el pilar de la familia. Ciertamente la familia sigue siendo la primera en situar el sujeto representado por un significado para otro significante así como el lugar de los primeros cuidados dados por una figura materna. Pero la función paterna ha perdido su lugar de excepción. Me refiero aquí a las fórmulas de la sexuación12 tales como Lacan las escribió en el Seminario XX, Aún. Un analizante, ya siendo él mismo analista, construía recientemente el relato de uno de sus sueños. La fórmula de lo universal «Para todo x, phi de x», venía a tomar el lugar de la excepción «existe un x tal que no phi de x». Lo que daba: Para todo x, no phi de x.

Hoy en día la excepción devino universal. Efectivamente, «todos los x» es el múltiplo que viene a ocupar el lugar de la excepción produciendo una excepción generalizada a todo ser hablante. Es entonces sobre este fondo de forclusión generalizada13 que se despliega la fraternidad.

En las redes sociales, devenidas la plaza pública de la época, encuentra los medios que le son adecuados. La «feria»14 término con la que la califica Lacan en su entrevista con un periodista en Roma en 1974, devino una feria sin limitaciones de lugar gracias a la potencia de lo virtual, que ha modificado la categoría del espacio perceptivo, exigiendo hasta hace poco el desplazamiento del cuerpo. ¿Cómo se inició y luego se esparció esta ola en el discurso dominante? Lo abordaremos siguiendo dos ejes, el del género, significante de una categoría en el ascenso en potencia ha hecho un imperdible del discurso de la época, y el del cuerpo. El primero reenvía a las identificaciones tanto imaginarias como simbólicas. El segundo a lo real.

 

La extensión del ámbito de los géneros

Conviene remontar a la época que va de los años 1960 a los años 1990. Ya demostrando una sensibilidad por el discurso ambiente que la caracteriza, J. Butler en 1990 publicaba su obra más importante, El género en disputa: El feminismo y la subversión de la identidad15.

El movimiento había de hecho comenzado en los años 1970 en el Centro universitario de Vincennes donde Hélène Cixous había creado el primer departamento de estudios femeninos en una universidad europea en relación con el women’s studies americanos y canadienses. Publicó en 1975 su ensayo La risa de la medusa16, contribución importante al feminismo. Los estudios femeninos eran un derivado de los cultural studies en USA. Luce Irigaray, cuyos trabajos comenzaron por la afirmación según la cual habría una lengua de los hombres y una lengua de las mujeres, aplicando entonces el género a la lengua, publica en 1974 su libro Espéculo de la otra mujer17. Sabemos cómo Lacan alojó estos diversos intentos de generización del lenguaje por el discurso universitario.

Implicaban efectivamente un Otro del Otro que no hay. En estos mismos años la UNESCO tomó la decisión de reemplazar la palabra sexo por la de género. Podemos medir la influencia de la cultura americana, que puso este avance feminista por el género al servicio del puritanismo que la caracteriza. Una vez el género destacado de diferentes maneras por el feminismo universitario, el concepto iba a conocer un éxito creciente. Se inscribió en la lengua por la escritura inclusiva por ejemplo. Pero, cortando los lazos con el sexo, iba a poder dar lugar también a una amplificación categorial. Fue la multiplicación  de los géneros: LGTBQIA… Más recientemente, efectivamente, a partir de los años 2000, la teoría queer diferencia, ella también, el tipo sexual biológico del género y critica lo que llama dictadura de la heteronormatividad sobre el género.

Mientras que en el discurso tradicional las identificaciones que operaban eran complementarias, los géneros devinieron antagonistas, siguiendo así el ordenamiento por el imaginario.

A nivel de las identificaciones simbólicas, a partir del momento en que el orden familiar puso al padre y a la madre en términos de igualdad, cada uno transformándose en «parental», el género pudo abrirse a lo múltiple.

Finalmente, la palabra «cisgénero» debe situarse en esta perspectiva. Aparece en internet a partir de los años 1990 y es utilizado para designar a las personas que no son transgénero. Un hombre cis es una persona de sexo masculino que se considera hombre y una mujer cis es una persona de sexo femenino que se considera mujer. Es entonces a partir del ascenso de las reivindicaciones transgénero que el género es nombrado cisgénero. Algunos autores comenzaron a utilizar el término de cisnormatividad en referencia a la heteronormatividad, término promovido por los estudios de género. Alexandre Baril, profesor de la universidad de Ottawa, escribe: «El cisgenerismo es un sistema de opresión que atañe a personas trans, a veces nombrado transfobia. Se manifiesta en el plano jurídico, político, económico, social, médico y normativo.»18. Al término de fobia, demasiado psi seguramente, él prefiere el de discapacidad.

La extensión del ámbito del género devino entonces sin límites. Transforma los géneros en razas fraternalmente separadas. Porque el racismo en tiempos de hermanos responde al postulado de múltiples-sin-el-Uno.

 

Retorno al inconsciente, real

Enseñando en el Colegio de Francia, Michel Foucault promovió el término de biopoder en sus cursos llamados La voluntad de saber. La palabra es seductora y de  hecho la aproximación de M. Foucault sedujo al mundo de los universitarios anglosajones. Este poder de seducción se explica por la fascinación de M. Foucault por los discursos cuando son de dominación.

En el lado opuesto, en Vincennes, en el Departamento de Psicoanálisis que venía de abrir, Lacan, él, enunciaba: «Hay cuatro discursos. Cada uno se cree la verdad. Solo el discurso analítico es la excepción. Sería mejor que este domine, se concluirá, pero justamente este discurso excluye la dominación, en otras palabras, no enseña nada. No tiene nada de universal: por eso no es materia de enseñanza. ¿Cómo hacer para enseñar lo que no se enseña? En esto precisamente Freud abrió. Él pensó que nada es más que sueño y que todo el mundo es loco, es decir, es delirante…. ¿Se superará la antipatía entre los discursos, el universitario y el analítico ? Por supuesto que no. En ese lugar, se la explota, por lo menos desde hace cuatro años, en que yo me ocupo.»19 De esta explotación, se desplegó la orientación lacaniana20.

Si el discurso analítico puede alcanzar lo real, no es entonces por lo bio y aún menos por el poder de la voluntad que llegará. No ignora la biología. La corta en dos, bio-lógico; escuchen allí el recurso a la lógica, a las matemáticas, a la física, todas disciplinas que mordieron lo real. Así en “El triunfo de la religión”, Lacan afirma: «Lo real, por poco que la ciencia ponga lo suyo, va a extenderse. La ciencia, es lo nuevo, y va a introducir montones de cosas absolutamente perturbadoras en la vida de cada uno»21. Es evidente que, sin los progresos de las ciencias médicas y sus intervenciones sobre el organismo, la orientación trans no conocería el desarrollo que tiene.

Pero el discurso analítico no está en nada concernido… un trans es un parlêtre, escuchen por aquí que no puede hacer sin el inconsciente y que en consecuencia no vemos por qué no elegiría, empujado por su fantasma, hacer un trabajo analítico. Ya que hay un cuerpo libidinizado por las palabras y la palabra en el Otro. No constituye entonces una raza específica, un tipo de ser hablante. De la misma manera, la comunidad que se reivindica por lo identitario asociado a la  palabra «woke», buscando diferenciarse de otras comunidades, no alcanzará nunca más que una autosegregación de los hermanos.

Volvamos entonces al curso de J.-A. Miller por una cita con la que introducía mis palabras: «Las razas son efectos de discurso. […] El uso del goce en el orden de un discurso es lo que marca las diferencias.» En la clínica analítica, la raza, definida como surgimiento del goce, es efecto de discurso, entonces de dominación. Eso se capta en una cura por diferentes parámetros, el de la familia como lugar inaugural del sujeto y el del trauma, encuentro aleatorio del cuerpo con el discurso teniendo efectos imaginarios y simbólicos. ¿Y lo real entonces? ¡Devolvamos el woke a su remitente! ¡Vamos, hora de despertar! Ya que, como lo demuestra J.-A. Miller, el inconsciente es bien real.

No es más el inconsciente del Padre. El inconsciente real se acomoda del ascenso de los hermanos. Su real es material ya que es moterialidad. Pero no obedece al despliegue del «Múltiple-sin-el-Uno»22, es equívoco, poetiza. Hecha raíces en el Haiuno23 en una experiencia de goce inaugural, siempre singular y aleatoria.

 

Marie-Hélène Brousse es Psicoanalista, reside en París.

AME de la ECF (Ecole de la Cause Freudienne), de la NLS (New Lacanian School), de la EOL (Escuela de la Orientación Lacaniana), y de la Asociación Mundial de Psicoanálisis.

 

* Texto publicado en LC 931.

 

Notas:

1 McGrath T.,Woke : A guide to Social Justice, Constable, 2019. Agradezco a Florencia Shanahan la lectura de una obra satírica de Andrew Doyle, escritor católico egresado de Oxford, entitulada. Desarrolla las aventuras de un personaje, Titania McGrath, en referencia a la Titania de Sueño de una noche de verano, con lo cual lleva al colmo de lo cómico la ideología Woke!

2 Cf. Shevchenko I., “Asra Nomani: “Le wokisme a la rigueur d’une nouvelle religión””, [El wokismo al rigor de un nueva religión] Charlie Hebdo, 14 de mayo de 2021

3 Cf. Aïssaoui M., « Imposer une couleur de peau dans la créatión est une forme de ségrégatión », [Imponer un color de piel en la creación es una forma de segregación], entrevista, Figaro literario, 6 de mayo de 2021.

4 Lacan J., El Seminario 17, El reverso del psicoanálisis, Buenos Aires, Paidós

5 N. de T.: en francés identitario es identitaire; taire, queriendo decir callar.

6 Lacan J., El Seminario 19, …o peor, Buenos Aires, Paidós, 2012, p.18

7 Lacan J., « Televisión », Otros escritos, Buenos Aires, Paidós, 2013

8 Miller J.-A., Extimidad , Buenos Aires, Paidós, 2010

9 Cf. Laurent É., « Racismo 2.0 », Lacan Cotidiano n° 371, 25 de enero de 2014, publicación en línea

10Lacan J., El Seminario 14, La lógica del fantasma, curso del 10 de mayo de 1967, inédito.

11Cf. Marty É. & Miller J.-A., « Entrevista sobre “El sexo de los modernos” », Lacan Cotidiano, no 927, 29 de marzo de 2021 & Marty É., Le sexe des Modernes. Pensée du Neutre et théorie du genre, Paris, Seuil, 2021.

12 Lacan J., El Seminario 20, Aún, Buenos Aires, Paidós, 2006

13Cf. Miller J.-A., « Forclusión generalizada », La Cause du Désir, n° 99, 2018, pp. 131-135.

14Lacan J., “El triunfo de la religión”, Buenos Aires, Paidós, 2005

15Butler J., El género en disputa: El feminismo y la subversión de la identidad, Barcelona, Paidós, 2007.

16 Cixoux H., La Risa de la Medusa: Ensayos sobre la escritura, Anthropos, 1995.

17Irigaray L., Espéculo de la otra mujer, Akal, 2007

18Baril A., « Transsexualité et privilèges masculins : fictión ou réalité ? » [Transexualidad y privilegios masculinos: ¿ficción o realidad?], Chamberland L., Frank B., Ristock J. (dir), Diversité sexuelle et constructións de genre [Diversidad sexual y construcciones de género], Prensa de la Universidad de Québec 2009, p. 283-284. Disponible en internet.

19 Lacan J., « Lacan por Vincennes », Ornicar?, N° 17-18, 1979, p. 278.

20Título dado por J.-A. Miller al conjunto de su curso pronunciado en el departamento de psicoanálisis de la universidad Paris 8, en Vincennes antes de ser Saint-Denis

21Lacan J., El triunfo de la religión, op. cit.

22Miller J.-A., « Entrevista sobre “El sexo de los modernos” », Lacan Cotidiano, no 927, 29 de marzo de 2021

23Lacan J., El Seminario 19, …o peor, Buenos Aires, Paidós, 2012

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