Nancy Fraser – ¡Contrahegemonia ya! Por un populismo progresista que enfrente al neoliberalismo
Comentario de: Julio Riveros

“Lo viejo está muriendo y lo nuevo no puede nacer”. El sintagma es de Gramsci y describe el estado actual de la política en el capitalismo neoliberal del siglo XXI y específicamente en Estados Unidos, dando cuenta de un interregno en que cualquier cosa puede acontecer. Esa distancia entre lo viejo y lo nuevo, ese interregno gramsciano la autora lo llama “neoliberalismo progresista”, modelo que explica el modo en cómo devenido el actual modelo neoliberal reaccionario de Trump, un modelo neoliberal reaccionario cada vez más pronunciado y retrógrado.

No se trata de una crisis localizada en el país del norte. Diseminada en varios puntos del globo, se trata de una crisis global expresada en el brexit de UK, la cuestionada legitimidad de la UE, la desintegración de los partidos socialdemócratas, el crecimiento de los partidos de derecha racista, antinmigrantes en Europa, o proto-fascistas como el de Bolsonaro y otros en Asia  y el Pacífico. Se trata de una crisis política y de una crisis de hegemonía.

Publicado originalmente en 2017, luego del triunfo de Trump, ¡Contrahegemonía ya! Por un populismo progresista que enfrente al neoliberalismo, trasunta la voluntad expresa de Nancy Frazer de diseccionar el actual estado de cosas, las correlaciones de fuerzas en el seno de las corrientes neoliberales y anti neoliberales para rescatar alguna posibilidad de transformación fehaciente por la vía de un populismo progresista. Decididamente se propone discutir desde sus posiciones críticas con un conjunto de representaciones actuales, feminismos, populismos, neoliberalismos.

Lo común a todas las manifestaciones de la crisis vigente hoy se traduce en la debacle de la autoridad de las clases y los partidos políticos establecidos, un cuestionamiento global del sentido común imperante en las últimas décadas, un quebranto de confianza en la buena fe de las elites. Dada la magnitud del derrumbe no se trata de una mera coincidencia. Los rasgos son comunes: empleos precarizados en el sector de servicios, incremento imparable de las deudas de los estados, colapso de las variables ecológicas junto al negacionismo del cambio climático, el ejercicio sistematizado de la violencia policial, el aumento de la jornada laboral, la disminución de las ayudas sociales. Nada de esto produce ningún terremoto político.

Frazer señala entonces: «En el extendido rechazo hacia la manera de hacer política, una crisis sistémica objetiva ha encontrado su voz subjetiva. La faceta política de nuestra crisis general es una crisis de hegemonía»1.

Cada bloque hegemónico concentra un sentido común sobre lo que es justo y bueno. La hegemonía capitalista forjada en los Estados Unidos y Europa, según Frazer, fue posible por la combinación de dos aspectos diferentes del bien y la justicia: uno centrado en la distribución (cómo se deben asignar los bienes y los ingresos), otro en el reconocimiento (cómo deben atribuirse el respeto y la inclusión, la pertenencia y la integración). Esto remite a la distribución de jerarquías y estatus dentro del orden social. Esta es la lógica con la que se constituyen las hegemonías. En la entrevista que mantiene con Bhaskar Sunkara, Frazer refiere con precisión al concepto de hegemonía: “Tal como yo la entiendo, la hegemonía tiene que ver con la autoridad política, moral, cultural e intelectual de una cosmovisión dada, y con la capacidad de esa cosmovisión de encarnar en una alianza duradera y poderosa de fuerzas y clases sociales. El neoliberalismo progresista disfrutó de la hegemonía varias décadas. Ahora, sin embargo, su autoridad se debilitó gravemente, si no quedó destrozada por completo”2.

Antes de Trump el bloque hegemónico dominante de la política estadounidense era el neoliberalismo progresista. Implicaba una alianza de corrientes liberales de nuevos movimientos sociales (feminismo, antirracismo, multiculturalismo, ambientalismo y derechos de la comunidad LGTBQ+ con sectores financieros de la economía. Conformaban una peculiar combinación de puntos de vista sobre distribución y reconocimiento. Su programa económico era plutocrático y expropiador. El componente distributivo era neoliberal y el de reconocimiento meritocrático. Su horizonte era liberalizar y globalizar la economía capitalista, es decir, financiarización, desindustrialización, eliminación de las barreras proteccionistas, desregular la actividad bancaria y el endeudamiento usurero, precarización laboral, etc. Una economía regresiva en el centro de un bloque hegemónico adornado con galas de progresismo.

El enemigo de esta corriente neoliberal progresista es el neoliberalismo reaccionario que proponía un nexo diferente de distribución y reconocimiento (los dos conceptos que maneja la autora). Una economía neoliberal combinada con una política de reconocimiento reaccionaria. Su proyecto económico estaba basado en apuntalar las finanzas, la producción militar y las industrias extractivas para beneficio del 1% global.

La autora analiza entonces las condiciones de posibilidad de la crisis a través de la construcción de un “populismo progresista” que consiste en una síntesis entre ese neoliberalismo al estilo Clinton y los sectores populistas, obreros, trabajadores, antiliberales que apoyaron a Trump. Sin este segundo componente no sería posible vislumbrar ninguna salida anti-neoliberal de corte progresista. Propone también focalizar en los feminismos, las comunidades LGTBQ+, impulsando una separación de los mismos de los modelos neoliberales vigentes, resabio de ese neoliberalismo progresista que expresó la alianza entre esos movimientos progresistas y los sectores financistas más duros de la economía.

El punto interesante para nosotros, latinoamericanos, con una historia política que tiene en su haber hitos populistas como el peronismo y el lulismo, que estos países del capitalismo neoliberal cuyos modelos están en crisis postulen como salida una vía populista que al decir del ex presidente Macri es peor que el coronavirus.

Julio Riveros es psicoanalista y reside en Buenos Aires.

*Fraser, N., ¡Contrahegemonía ya! Por un populismo progresista que enfrente al neoliberalismo, Siglo veintiuno editores, Bs. As., 2019.

Notas:

1 Fraser, N., ¡Contrahegemonía ya!, Siglo Veintiuno Editores, Bs. As., 2019, p. 23-24.

2 Fraser, N., op-cit. p. 75.

 

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