El sentido de la universidad pública como resistencia en Angra dos Reis, Río, Brasil
Aproximadamente 700 estudiantes están dispersos en los cursos de licenciatura en Pedagogía y Geografía y en el bachillerato de Políticas Públicas de un instituto de una universidad pública federal, ubicado en la región Sur Fluminense del Estado de Río de Janeiro, en Brasil –el IEAR-UFF. En su amplia mayoría, estos estudiantes ingresaron a la universidad, como consecuencia de las políticas educativas de expansión de la enseñanza superior, adoptadas por los gobiernos Lula y Dilma, desde 2003 hasta 2015, seguidas del ingreso de profesores doctores, mediante concursos públicos.
Desde su creación en 2009, precedida por la existencia de un curso de Pedagogía en la UFF11, en Angra, el IEAR se viene consolidando con gran resistencia y, cada vez más, en la región, como expresión fundamental de enseñanza superior pública, gratuita y de calidad, a través de sus proyectos de iniciación a la docencia, licenciatura, investigación y extensión y otras actividades de diálogo con comunidades del entorno, entre los cuales se incluyen los indígenas guaraní mbya, quilombolas, caiçaras y demás grupos y movimientos sociales locales.
Esos mismos estudiantes, muchos de ellos, son trabajadores que nacieron y/o residen en la región Sur Fluminense, y casi la mitad procede de otras ciudades y estados, de ese inmenso país desigual e injusto. Se enfrentan así a la falta de vivienda estudiantil consolidada, pasan por situaciones de vulnerabilidad, en varios niveles, como alimentación inadecuada, y se ven afectados, directamente, en su desempeño y en su salud física y mental. Pero, al mismo tiempo, resisten con mucho coraje y esperanza a esos tiempos de violencia, practicada por el gobierno de Bolsonaro, en muchos sentidos. Diferentes creencias conviven en la universidad, pacíficamente. Siendo así, muchos estudiantes evangélicos y cristianos que, a partir del acceso a otras referencias teóricas y visiones de mundo, que circulan en el espacio académico, experimentan un proceso difícil y dialéctico, en sus conciencias y, simultáneamente, se ofrecen como posibilidades, para que el discurso científico se abra, aún más, y sea múltiple, diverso y polifónico.
Entre todos estos estudiantes que integran el IEAR-UFF, muchos se están formando como licenciados en Pedagogía, Geografía y bachilleres en Políticas Públicas. Algunos han seguido la carrera de investigación, puesto que algunos de ellos integran actualmente cursos de maestría en universidades, en Río de Janeiro, Niterói, Seropédica y São Gonçalo. Otros son profesores de escuelas públicas de la región y en otras ciudades.
Así como nunca había ocurrido antes, en la historia de las universidades de Brasil, mujeres y hombres negros ingresaron, en esos espacios, a través del régimen de cuotas2, ese mismo régimen que se intenta demonizar y eliminar. Fueron construidos 173 campus universitarios y 360 institutos técnicos federales, en ese período. Se formaron cerca de 400.000 profesionales y se financió la formación de 2.500.000 pobres que no tenían cómo ingresar a la universidad, hasta entonces. Fueron negros y pardos que pasaron a integrar el 13% de los universitarios, mientras que, en el gobierno anterior, eran solamente el 5% del total de alumnos insertados en las universidades.
Tener una universidad pública en Angra dos Reis es la instauración de una contracorriente frente a las precarias condiciones por las cuales pasa la población que vive en estado de pobreza, de desigualdad social, en medio de mucha violencia, con derechos humanos comprometidos y con gradual exclusión de sus derechos a la salud y a la educación. Angra dos Reis es y no es, al mismo tiempo, una «postal». Es conocida por poseer 365 islas paradisíacas, con aguas verdes, claras y transparentes, rodeada de mata atlántica y objetivo atractivo para turistas de Brasil y, principalmente, de varias otras partes del mundo. De hecho, la región de Angra dos Reis es maravillosa y resguarda un paisaje natural raro y diversificado, pero al mismo tiempo y, contradictoriamente, es una zona de conflicto de tierras y de tráfico, de pobreza, de violencia. En los últimos dos años, son vastas las noticias de coberturas periodísticas locales sobre disputa entre facciones del narcotráfico, violencia3, desempleo, con el cierre de más de 10 mil puestos de trabajo y caída del número de trabajadores de la construcción naval, como los funcionarios del Astillero Brasfel, que de 12 mil pasó a 1,2 mil4. Angra posee alto índice de homicidios contra mujeres5. Angra es una tierra codiciada por los grandes empresarios y especuladores de tierras. Por esa razón, también, las comunidades indígenas y quilombolas resisten y luchan por la demarcación de sus territorios, desde hace décadas.
Tener una universidad con jóvenes trabajadores de la ciudad y de otras ciudades de ese país es un modo de afirmar que es posible, a partir de la educación, cambiar la reproducción de un orden social desigual e injusto en la sociedad brasileña por medio de la formación crítica, sensible y comprometida de estudiantes jóvenes. Testimoniamos, en nuestros cotidianos universitarios, tales hechos y verdades, que las noticias e imágenes de fake News, en el mundo virtual de partidarios de Bolsonaro, insisten en distorsionar, hacer recortes, esconder y camuflar, con la intención de producir mentiras, odio, resentimientos entre la población en general. Los estudiantes, profesores y demás empleados de las universidades públicas en el país, resisten a los tiempos del gobierno Bolsonaro, cuya forma de actuación está plenamente alineada al proyecto neoliberal de destrucción de Brasil.
El neoliberalismo y sus efectos sobre la Educación brasileña
El liberalismo económico fue la doctrina creada por el escocés, Adam Smith (1723-1790), cuya creencia consistía en la idea de que el mercado se autorregula. Es lo que se denomina «mano invisible del mercado», es decir, la regulación del mercado se daría, según esta doctrina, por las relaciones de oferta y demanda, de manera que la renta sería distribuida, naturalmente, en un proceso económico dinámico. Durante los años de la Guerra Fría, el mundo se dividió, también, económicamente: por un lado, el sesgo capitalista liberal, representado, principalmente, por los Estados Unidos y, por el otro, el sesgo comunista, a través de la Unión Soviética de perfil, fuertemente, estatal. Entre los años 1980 y 2000, con tasas de ganancia cada vez menores, la élite corporativa se inspiró a revivir el liberalismo económico con un nuevo formato y nuevas concepciones, incorporando el prefijo «neo», que trae el adjetivo «nuevo» al liberalismo6.
Contrariamente al liberalismo, el neoliberalismo admite la intervención del Estado, principalmente, cuando se encuentra en dificultades, si tomamos en cuenta ejemplos como las ayudas financieras de bancos y seguimientos industriales, ocurridas en los Estados Unidos y en Brasil, durante la década de 2010. Las políticas económicas neoliberales crearon enormes desigualdades sociales y económicas entre individuos y naciones, y sus implicaciones sobre el campo de la educación han sido extremadamente dañinas (HOLANDA, 2001).
El desguace de la enseñanza pública, en Brasil, transcurre de modo gradual, desde los años 1960 hasta los días de hoy. Las mejoras sustanciales se realizaron entre 2003 y 2014 en los niveles superior y técnico profesional, siendo, sin embargo, mucho más tímidas en la enseñanza fundamental. La lógica neoliberal atravesó todos los gobiernos brasileños, pos-redemocratización, y se acentuó en los ocho años del gobierno de Fernando Henrique Cardoso, de 1995 a 2002, con la creación de lo que se llama «Plan Real», que implicó en la adopción de la «Economía de Cambio Flotante «, cuando el sistema cambiario varía de acuerdo con las operaciones de compra y venta de monedas, o sea, funcionan sin control sistemático del gobierno.
Una de las premisas del neoliberalismo es la idea de Estado Mínimo. Algunas consecuencias de la aplicación de esta idea fueron las privatizaciones de grandes estatales, realizadas en Brasil, en los últimos 34 años, principalmente fuera de las áreas, que deben ser cubiertas por el gobierno, como en la salud, seguridad y educación. Por supuesto, la iniciativa privada siempre estuvo presente, y los gobiernos agradecieron la creación de escuelas privadas, hospitales, centros médicos de exámenes, etc., pues tales iniciativas cumplieron el papel que «cabría» al Estado. A medida que el neoliberalismo se profundiza, los gobiernos neoliberales van, gradualmente, convenciendo a la sociedad de que la salud y la educación deberían ser atribuciones de la iniciativa privada, produciendo y reproduciendo discursos que pretenden defender que tales áreas y derechos tratan de costos, y no de inversiones. Pero, ¿por qué es aceptado por la iniciativa privada? Evidentemente que eso fomenta la máquina de expropiación del capital de los diversos pueblos.
Actualmente, las grandes empresas de educación están, aparentemente, estimulando al gobierno a abandonar la pauta de la educación pública. Hay una relación, al menos sospechosa, entre el ministro de Economía, Paulo Guedes, y tales empresas, a través de su hermana, Elizabeth Guedes, que es vicepresidente de la Asociación Nacional de Universidades Privadas (Anup), entidad que representa oligopolios educativos, como Anhanguera, Estácio, Kroton, Uninove y Pitágoras7.
En 2018, durante el gobierno Temer, Brasil ya vivía bajo el juicio de un presidente sin ninguna representatividad en la arena popular y que no ofrecía horizontes de mejora de las condiciones de vida de la población, en razón de la intensificación del intento de retirarse totalmente sus derechos. Había asumido el poder en 2016, seguido del recurso de impeachment contra la presidente, Dilma Rousseff, que había sido elegida por la voluntad popular y democráticamente. En razón de los ataques de una política neoliberal, las instituciones escolares y universitarias públicas, en Brasil, vienen siendo aplastadas, dentro de una lógica capitalista, que reduce más aún la educación a la mercancía, a un negocio, a un producto, como parte de un proyecto de país comprometido con el derrocamiento de los derechos sociales, políticos, civiles, es decir, sus derechos humanos. Actualmente, las universidades públicas sufren ataques constantes, movidos por medidas arbitrarias, tuteladas por un gobierno antidemocrático, neoliberal y fascista –el gobierno de Bolsonaro. Como bien argumenta el sociólogo brasileño, Jessé Souza8: «El antiintelectualismo también está en casa, en la baja clase media. Esto es importante cuando queremos saber a quién habla Bolsonaro cuando ataca, por ejemplo, a las universidades y al conocimiento. La relación de la baja clase media con el conocimiento es ambivalente: ella envidia y odia el conocimiento que no posee, de ahí el odio a los intelectuales, a la universidad, a la sociología o a la filosofía. Este es el público, verdaderamente, cautivo de Bolsonaro y su predicación. Es donde él está, en casa, es de donde él también viene. Obviamente, esta clase es indefensa contra la mentira institucionalizada de la élite y de su prensa. Ella es víctima del odio de clase contra ella misma, que crea una rabia que no se comprende de dónde viene, y de la manipulación de su miedo de proletarizarse”. (SOUZA, 2019)
Manifestaciones en las calles: por la Defensa Nacional de la Educación
Los movimientos culturales, políticos y contestatarios de los años 60 y, en particular, el «Mayo de 68», marcado por las manifestaciones de los estudiantes, en Francia, y por profundas reformas educativas, son parte importante de la historia de la educación. En Verdades Nômades: por novos espaços de liberdade (2017)9, libro de autoría de Antonio Negri, filósofo militante ligado a las causas obreras, y de Féliz Guattari, filósofo, vinculado al posestructuralismo francés, se argumenta la fuerza propulsora de esos movimientos.
«Las luchas sociales, que estallaron en el 68 y en los años siguientes, conferían una gran fuerza a la toma de conciencia de los estudiantes y de los jóvenes, de los movimientos de mujeres, de los movimientos de defensa y reconquista de la naturaleza; a la reivindicación de las diversidades culturales, raciales, sexuales y también a los intentos de renovación de las concepciones tradicionales de la lucha social, empezando por la de los trabajadores.»(NEGRI y GUATTARI, 2017, p. 32)
Según estos filósofos, después de los años 60, se crearon «nuevas subjetividades colectivas», y su innovación se centraba fundamentalmente en el «universo de las conciencias, de los deseos y de los comportamientos» (NEGRI y GUATTARI, 2017). Los movimientos estudiantiles, de aquel período, que estimularon los movimientos de las mujeres, los movimientos ecológicos, relativos a las diversidades culturales, racial y de género, oponiéndose con radicalidad al orden instituido de la forma de producción capitalista. «Son las finalidades humanas y los valores del deseo que ahora deben calificar y orientar la producción, ¡no lo contrario! Durante ese período, la producción de liberación se convirtió en la primera de las finalidades «(NEGRI y GUATTARI, 2017, p. 34). El año 68 marcó a las generaciones futuras, de modo que renació en muchos, muchos de nosotros, la conciencia y el deseo por una vida democrática, por la expansión de nuestros deseos y libertad, sin renunciar a la defensa de nuestra dignidad humana.
Los estudiantes, que hoy ocupan los espacios de la universidad, no vivieron el tiempo de 68, pero ellos son también la realización de las utopías de aquellas generaciones anteriores.
Hoy, son jóvenes mujeres negras y pardas, jóvenes hombres negros y pardos, LGBT’s, en su gran mayoría, oriundos de clases populares, pues, en Brasil, hay discriminación de género, color y raza, dentro de una profunda división de clases. Entre los negros pobres, hay más exclusión de derechos y violencia y, entre las mujeres negras y pobres, hay aún más exclusión de derechos y violencia.
En el reciente día 08 de mayo de 2019, un movimiento gigantesco y catártico de jóvenes estudiantes, profesores y funcionarios del Instituto de Educación de Angra dos Reis de la Universidad Federal Fluminense de la UFF, se formó en la plaza, conocida como plaza pública del Papão, en el centro de la ciudad, como parte de la agenda prevista por todos los campus de la misma universidad, en Acto «Yo defiendo a la UFF», la única universidad pública de la región. En medio de la población de Angra dos Reis y sus transeúntes, se formaba, allí, en aquella tarde, un cuásar pulsante de la comunidad académica que, con mucha emoción, entonaba palabras y gritos y saltaba del suelo por la defensa de la universidad pública, por la educación de calidad, por la defensa de los derechos de los trabajadores.
¿De qué surgió tanta fuerza? No fue de la noche a la mañana. Pero, tampoco tardó mucho para que, movidos por la indignación y el coraje, estudiantes, profesores y demás funcionarios del IEAR-UFF se organizasen para las clases públicas y Acto en aquel día –una manifestación histórica de todos los campus de la UFF contra el recorte del 30% de fondos en el presupuesto de la UnB, UFBA y UFF, efectuado por el Ministerio de Educación, días antes, y seguido del aviso de la divulgación de la misma medida para las demás instituciones federales de la enseñanza superior en Brasil.
Allí se dio un «acontecimiento», según lo referido por Deleuze: algo de lo que podemos decir a través de lo que nos toma en su desarrollo, en el acontecer, en aquel momento, un instante, muchas veces fugaz, en que se da. Acontecimiento tiene que ver con los sentidos, los «incorporales», los «casi existentes», que se dan en el encuentro de los cuerpos, que se efectúan en los espacios-tiempos, encarnados en cada persona. Sin embargo, «no hay acontecimientos privados y otros colectivos; como no hay individual y universal, particularidades y generalidades. «Todo es singular y por eso colectivo y privado, al mismo tiempo, particular y general, ni individual ni universal», como expresa Deleuze, en su obra «Lógica do Sentido» (DELEUZE, 2015: 155). Entonces, los acontecimientos se dan a partir de relaciones entre los singulares que, de alguna manera, crean posibilidades que producen las historias. Allí, en aquella plaza, ocurrían vibraciones entre las personas que resonaban dentro de sí mismas y unas en las otras, a causa de las condiciones críticas, problemáticas y trágicas, en que se encuentra la educación en ese país. Sabían aquellas personas allí reunidas lo que en la carne y a flor de piel significa vivir bajo el juicio de un gobierno que retira las posibilidades de sus sueños, la continuidad de sus proyectos de vida y, fundamentalmente, de sus existencias.
Poco a poco, al caer la tarde, más gente que, allí, se encontraba, en el centro de la ciudad de Angra dos Reis, se juntaba a la manifestación, además de otros profesores, oriundos de las escuelas públicas de la región. Como apoyo a la organización de la manifestación, el sindicato de trabajadores de Verolme llevó un coche de sonido y otros sindicatos de la comunidad local, y trabajadores estuvieron allí presentes acompañando toda la marcha, por las calles del centro de Angra dos Reis hasta la Plaza Zumbi, donde se dio el hermoso desenlace del Acto del 08 de mayo: las actividades culturales.
Aquel día de manifestación fue grandioso también por otra razón: se hizo escuchar por una población de Angra dos Reis, la cual, cerca del 70%, votó al actual presidente Jair Bolsonaro. Probablemente, por medio de las palabras de orden de los manifestantes, en favor de la educación pública y contra la reforma de la previsión social, fue conducida a escucharse a sí misma y darse cuenta del lugar donde vive. Hasta hace poco, el morador de la región aparentaba estar acostumbrado al turismo exacerbado, a la violencia, a la especulación inmobiliaria, a la toma de los cerros por el tráfico, a la muerte, hoy, parece no más ser posible. Se sabe que la violencia está por todas partes, pero todavía insiste mucho el silencio.
No es tan simple hablar de violencia. Más ampliamente, a ese respecto, la filósofa Marilena Chauí se refiere a la violencia en Brasil, la cual posee cualidades muy específicas. «La sociedad brasileña no percibe que las propias explicaciones ofrecidas son violentas, porque está ciega para el lugar efectivo de producción de la violencia, es decir, la estructura de la sociedad brasileña» (CHAUÍ, 2017, p. 41). Por eso, continúa Chauí, «las desigualdades económicas, sociales y culturales, las exclusiones económicas, políticas y sociales, la corrupción como forma de funcionamiento de las instituciones, el racismo, el machismo, la intolerancia religiosa, sexual y política no se consideran formas de violencia, es decir, la sociedad brasileña no es percibida como estructuralmente violenta y la violencia aparece como un hecho esporádico de superficie.»(CHAUÍ, 2017, p. 41)
Spinoza, filósofo del siglo XVII, había escrito un postulado que dice así: «El cuerpo humano puede ser afectado de muchas maneras, por las cuales su potencia de actuar es aumentada o disminuida, mientras que otras tantas no hacen su potencia de actuar ni mayor ni menor» (SPINOZA, 2011: 99). Sin la pretensión de extraer el fragmento de una obra para interpretarla en toda su extensión, podemos identificar en ese filósofo su comprensión acerca de la intrínseca relación entre acción, cuerpo humano y afectos.
Spinoza nos ayuda a pensar en una ética que considera necesariamente el papel de los afectos en nuestra búsqueda de libertad y en nuestras relaciones en sociedad, en la vida política. De la alegría vienen los afectos alegres, y de la tristeza, los afectos tristes. Los últimos disminuyen nuestra potencia de actuar, alejándonos de nosotros mismos, mientras que los primeros aumentan esa potencia, acercándonos a nosotros mismos. Las manifestaciones, en las calles, como rechazo a las prácticas de este gobierno, representan un antídoto contra el neoliberalismo que quiere destruir nuestros afectos alegres y nuestros lazos de solidaridad.
Defender la educación, en este país, es hacer la defensa de la vida de las actuales y futuras generaciones, pues se encuentran bajo el efecto desastroso de una política fascista y neoliberal al borde de la destrucción de sus derechos. Por eso, el 15 de mayo, fue el Día de la Huelga Nacional de la Educación. Una vez más, los jóvenes estudiantes y demás funcionarios y profesores del Instituto de Educación de Angra dos Reis de la UFF se sumaron a todas las otras universidades públicas de ese país. A nivel local, se reunieron con todos los profesores y estudiantes de las escuelas y trabajadores, en la misma plaza del Papão, en el centro de la ciudad de Angra dos Reis. Allí ya se encontraban los profesores y estudiantes adolescentes y jóvenes de las escuelas públicas. ¡Allí estaban en rueda a cantar y a vibrar, mostrando que hay fuerza, deseo de cambio, indignación, frente a los descalabros de ese gobierno!
En el centro de la ciudad de Río de Janeiro, a continuación, fueron todos a la Candelaria, para unirse a los demás trabajadores de este país, en Defensa de la Educación y Contra la Reforma de la Previsión Social. Según el levantamiento de dados de la Confederación Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE)10, fueron más de un millón de manifestantes, en varios municipios, distribuidos en todo el país, en ese día histórico –15 de mayo.
Continuamos nuestras movilizaciones, ahora, para la huelga general del 14 de junio de 2019. Continuamos nuestra praxis, la de investigadores, profesores y estudiantes, inmersos en los espacios institucionales de circulación y democratización del saber, entre los cuales las escuelas y la universidad ponen en juego un saber que se vuelve dialéctico, se renueva y se transforma con los conocimientos y prácticas de las comunidades locales y de los demás trabajadores, por una sociedad justa y más humana.
Silmara L. Marton reside en Río de Janeiro.
Profesora Asociada del Instituto de Educación de Angra dos Reis de la Universidad Federal Fluminense, en el área de Filosofía y Educación.
Andrés del Río, reside en Río de Janeiro.
Profesor Adjunto del Instituto de Educación de Angra dos Reis de la Universidad Federal Fluminense, en el área de Políticas Públicas.
Referencias bibliográficas:
CHAUÍ, Marilena. Sobre a Violência. Organizadoras Ericka Marie Itokazu, Luciana Chauí-Berlinck. 1ª ed. Belo Horizonte: Autêntica Editora, 2017.
DELEUZE, Gilles. Lógica do Sentido. Tradução de Luiz Roberto Salinas Fortes. São Paulo: Editora Perspectiva, 2015. (Coleção Estudos, v. 35)
GARCIA, Arnoldo; MARTINEZ, Elizabeth. What is Neoliberalism? Disponível em site https://corpwatch.org/article/what-neoliberalism . (Jan-1997). Acesso em 19 de maio de 2019.
HOLANDA, Francisco Uribam Xavier de. Do Liberalismo ao Neoliberalismo: o itinerário de uma cosmovisão impenitente. Porto Alegre: EDIPUCRS, 2001.
NEGRI, Antonio; GUATTARI, Félix. As Verdades Nômades: por novos espaços de liberdade. Tradução de Mario Antunes Marino, Jefferson Viel. São Paulo: Autonomia Literária e Editora Politeia, 2017.
SPINOZA, Baruch. Ética. Tradução de Tomaz Tadeu. 2ª. Ed. Belo Horizonte: Autêntica Editora, 2011.