Solana González Basso –“ El feminismo desenclavado o herético: Lo personal es político”

La segunda ola del feminismo fue ambivalente en ese sentido. Compatible con cualquiera de ambas visiones de la sociedad, fue susceptible de realizar también dos elaboraciones históricas diferentes. Tal como yo lo veo, la ambivalencia del feminismo ha sido resuelta, en los últimos años, en favor del segundo escenario, el liberal-individualista. Pero no porque fuésemos víctimas pasivas de la seducción neoliberal. Sino que, por el contrario, nosotras mismas hemos aportado tres ideas importantes para este desarrollo.

Nancy Fraser

 

Fraser introduce en su lectura temporal del movimiento feminista aquello que hace de resto a los ideales que este movimiento sostenía. Ello es posible porque no escinde al feminismo de la forma en que el capitalismo se emplaza en la estructura económica. Advertida de que no todo se resuelve en la borrachera del significante –empuje inaugurado por el efecto academicista de la gender theory ̶  resitúa un traumatismo: la elección del feminismo a favor del liberalismo individualista. Nada entonces de un movimiento que resista como enclave dentro de la sociedad sino más bien un feminismo desenclavado fácilmente absorbible por la lógica neoliberal.

Casi como si Fraser nos dijera “la escena de seducción es la última pantalla fantasmática que enmascara el encuentro con lo real”[1], ubica que no se trata de pensar esa amistad del movimiento feminista con el neoliberalismo en términos de “víctimas pasivas de seducción neoliberal”[2] sino más bien de cernir un real: el modo en que el feminismo ha aportado ideas para este desarrollo. No intenta en ese movimiento un llamado a la responsabilidad sino más bien a desprender la paradoja del feminismo de no reconocerse en el mundo que contribuyó a dar a luz. Fraser ubica entonces en su interpretación del feminismo la distancia entre ideal y resto. Me interesa contraponer esta interpretación con la que Judith Butler  ̶ a quien Fraser está interpelando ̶  hizo del movimiento feminista y que termina consolidando un feminismo que llamaré herético y que contribuyó al frenesí de la elección que habita en la época. Feminismo desenclavado cuya consonancia con el neoliberalismo lo vuelve fácilmente absorbible por este. Es de hecho la misma Butler quien caracteriza como una lectura ortodoxa la crítica que Fraser hace al feminismo replegado en un enfoque de género “con frecuencia la ortodoxia representa a la política queer como el extremo cultural de la politización”[3].

El término queer, pilar en que se asienta la nueva versión del feminismo, se consolida a partir del libro El género en disputa en donde Butler pone en cuestión al movimiento feminista que solo incluye a mujeres blancas, norteamericanas y de clase media. Es el universal lo que pone en cuestión desde un ángulo que podríamos llamar ʻpredicativoʼ. Casi como si Butler disputara lo universal semántico para que incluya las particularidades predicativas. Podríamos introducir aquí una analogía entre el modo en que Butler interpreta al feminismo con lo que sería la construcción de un caso. Y más aún, decir que si Fraser es lacaniana cuando separa Ideal y resto en la construcción del

 ʻcaso feminismoʼ, Butler en cambio se orienta por la psicoterapia: “En la ambición de una psicoterapia, lo que hay es la idea de que este paso de lo real del síntoma a lo simbólico debe ser completo y sin resto (…) de tal forma que se obtenga un síntoma igual a una significación”[4]. Lo que operaba como un síntoma con su punta de real se absorbe en una interpretación que sitúa a los excluidos en la disputa por la representación. Hay entonces un recubrimiento entre lo real y lo simbólico signo de las traducciones que hacen los cultural studies del cual Butler es su representante. Es ese punto al que se dirige Fraser cuando toma ʻla politización de lo personalʼ, no por el sesgo de las particularidades, sino por el rechazo al economicismo, casi como se les dijera ¡Es la economía estupid@s! Esto no solo pone en escena un punto de real, sino que a su vez permite pensar el feminismo de la identidad de género, no desde su novela, sino desde lo que este supone de defensa: Rechazando el ‘economicismo’ y politizando lo ‘personal’, las feministas ampliaron la agenda política para desafiar las jerarquías de status basadas en las construcciones culturales sobre las diferencias de género. El resultado debía haber conducido a la ampliación de la lucha por la justicia, para que abarcara tanto lo cultural como lo económico. Pero el resultado ha sido un enfoque sesgado hacia la ‘identidad de género’, a costa de marginar los problemas del ‘pan y la mantequilla’. Peor aún, el giro del feminismo hacia las políticas de la identidad encajaba sin fricciones con el avance del neoliberalismo”[5].

 Quizás podríamos ensayar la hipótesis de que esta operación no hubiese sido posible si Fraser no tomara la cuestión de la identidad del movimiento feminista desde el factor tiempo. Es en ese movimiento que logra cernir el resto y lo que le permite a su vez plantear la paradoja que implica que el movimiento feminista no se reconozca en el mundo que contribuyó a dar a luz. Un disgusto por el todo, la dislocación entre original y copia, la deconstrucción de las oposiciones binarias lenguajeras, la declinación de la causa por la ley, el tratamiento del real del origen por el ʻdarseʼ[6] son el sustrato de un feminismo herético. No es entonces llamativo que en su respuesta a Fraser, Butler denuncie la ortodoxia de la izquierda feminista. Quizás podríamos responderle que es una paradoja que el feminismo esté en sintonía con el mundo contemporáneo.

 

Solana González Basso es psicoanalista, reside en Buenos Aires.

Doctoranda en Psicología. Docente corresponsable del seminario diurno La clínica actual y la cuestión del falo (EOL).

 

Notas bibliográficas:

[1] Maleval, J.-C., Los inclasificables de la cura psicoanalítica, Paidós, Buenos Aires, 2010, p.134.

[2] Fraser, N., De cómo cierto feminismo se convirtió en la criada del capitalismo, en Revista La libertad de pluma, edición actual, Nº 3 , año primero, junio 2018.

[3] Butler, J., El marxismo y lo meramente cultura, Revista digital New Left Review, 1997, p. 114,  http://newleftreview.es/

[4] Berenguer, E., ¿Cómo se construye un caso? Seminario teórico y clínico, Ned Ediciones, Barcelona, 2018, p. 38.

[5] Fraser, N., op.cit.

[6] Ansermet, F., Conversación clínica “Observatorio de género, biopolítica y transexualidad”, Fapol, Radio Lacan, 2018. http://www.radiolacan.com/es/topic/1164/3

Bibliografía:

Miller, J.-A., El lugar y el lazo, Paidós, Buenos Aires, 2013.

Miller, J.-A., Elogio de los heréticos, Lacaniana N° 23, Año XII, Eol, Buenos Aires, 2017.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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